A 365 días de la noticia que marcó no solo a los hinchas del Deportes Tolima, sino al fútbol colombiano, como la confirmación de la muerte del dirigente Gabriel Camargo Salamanca, los honores a quien por más de cuatro décadas estuvo vinculado de una forma u otra a la institución no se han hecho esperar. Y todo porque el boyacense, fiel a su estilo, marcó una era para un club que se acostumbró a la gloria.
El elenco que continúa en transición hacia la grandeza no ha sido el mismo desde la partida del llamado ‘Senador’. Los vientos de crisis deportiva soplaron fuerte en el combinado de la ‘Tierra Firme’, que desde la pérdida de la final de la Liga BetPlay 1 2022 como local, ante Atlético Nacional, estuvo dos semestres consecutivos fuera de la fiesta de los ocho mejores del campeonato. Pero ha vuelto por sus fueros.
Los fracasos en la Liga 2 2022 y Liga 1 2023, bajo la batuta de entrenadores como el ibaguereño Hernán Torres Oliveros, que luego de este duro revés nunca pudo reponerse y fue licenciado de su cargo, y el argentino Juan Cruz Real, marcaron gran parte del primer año del deceso del directivo. Hasta el 18 de septiembre, cuando el arribo del antioqueño David González le devolvió la esperanza a los fanáticos.
Y cómo no, si en apenas dos meses y tres días de trabajo ya suma 10 victorias en 11 juegos en el campeonato y está cerca de consumar el anhelo de volver a una final. Con cambios sustanciales en la estructura de juego, pero sobre todo, con un nuevo discurso, el orientador hizo sinergia con un grupo que venía mentalmente destrozado tras múltiples reveses, pues en el plano internacional tampoco funcionó.
En contraste, la más reciente presencia en la Liga Femenina no terminó bien para el club, que con Jhon Agudelo Hernández a la cabeza esperaba hacer una presentación decorosa. Con el último lugar en el ‘todos contra todos’, con solo dos puntos de 48 en disputa, ocupó el último lugar entre 17 equipos. Un rendimiento pobre que causó toda clase de críticas a la directiva, por la poca atención prestada al proyecto.
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| El 23 de febrero de 2022 fue la última visita de Gabriel Camargo Salamanca al césped del Manuel Murillo Toro, cuando vio campeón al Deportes Tolima de la Superliga. Foto @cdtolima |
Una ‘máquina’ de hacer dinero y un testamento del que no se ha vuelto a saber nada
En materia económica, la escuadra 'musical' sigue siendo una de las más sólidas del balompié rentado. Así lo muestra el más reciente informe de la Superintendencia de Sociedades, que reflejó ingresos en la vigencia del 2022 por $41.411 millones y ganancias de $4.333 millones; más allá de que el arranque de la temporada y el hecho de que no se vendan jugadores registre para el próximo balance números en rojo.
Entre los 10 primeros clubes que más percibieron ingresos en el año anterior, Tolima fue el segundo en entregar mejores resultados en cuanto a ingresos, por debajo de Millonarios, que tuvo un incremento en los dineros que entraron a sus cuentas por $25.100 millones aproximadamente. Y con ello superó a divisas como Deportivo Cali, América, Independiente Santa Fe y Once Caldas, relegados en este listado.
Aunque hay un tema que, según lo último que se supo, continúa desarrollándose tras bambalinas. Y es el del testamento de Camargo Salamanca, que comprometería las acciones del club, pues el testamento que dejó el dirigente en el que nombra a su esposa, la exgobernadora de Cundinamarca Leonor Serrano, y a sus hijos, César —hoy por hoy presidente del club— y Catherine, tal parece que sigue sin esclarecerse.
En su momento se conoció que, si bien el 98% de las acciones del equipo pertenecían a la familia Camargo Serrano, conformada por el dirigente boyacense y quien fue su esposa, no todas estaban —como también se dijo— a nombre del occiso. Una interpretación del testamento sugiere que, a la fecha, el 39% del club sería de la cónyuge del fallecido dirigente, 34,25% de su hija y un 24,75% de su hijo.
Hace poco, exactamente el 10 de octubre, se llevó a cabo una misa en honor a la memoria del mecenas del club, tras el vaticinio de un hincha que confesó haber soñado con él y, según su versión, le pidió hacer esta ceremonia litúrgica, toda vez que sentía que su alma no estaba descansando en paz. La racha de triunfos, pese a un leve desliz, continuó, por lo que hay quienes atribuyen el actual éxito a la memoria de Camargo.
Un año después, tras duras pruebas que hicieron tambalear los cimientos del club, la comunión entre la directiva y los seguidores sigue firme, en una relación que —como tantas otras— ha tenido sus crisis, pero que está encaminada a seguir construyendo un camino que se fortalezca en el tiempo. Y ayude a sobrellevar la ausencia de quien hizo todo lo que estuvo a su alcance para darle brillo a su escudo.
Foto: Club Deportes Tolima