Por: Mario Alejandro Rodríguez
Se puede decir con seguridad que Hernán Torres Oliveros fue 'víctima' de su propio invento, por más cruel que parezca. El proyecto deportivo que él mismo hizo poderoso en el fútbol colombiano, lo obligó a marcharse cuando su presente no estuvo a la altura que ese legado, que se convirtió en el más grande orgullo de la hinchada y, sin ser desmedido, un verdadero terror para sus más fuertes rivales.
El proceso, que duró 1.235 días, dejó en líneas generales un balance que jamás olvidará el pueblo tolimense. Pero también un final amargo, producto de sus propias necedades y la incapacidad de revertir la voluntad de un plantel que, a la postre, terminó abandonándolo. Dos títulos debajo del brazo certifican las capacidades del timonel, más allá de los pecados que pusieron fin a su era.
En el momento más álgido del COVID-19, que enlutó a un número considerable de familias en suelo 'Pijao', la conquista de la Liga BetPlay 1 2021 ese inolvidable 20 de junio fue una motivación más en medio del caos. La realización de un anhelo personal le permitió al veterano estratega consagrarse como ídolo del equipo de sus amores, por más de que hoy su camino tome un rumbo distinto.
Y, del mismo modo, la consecución de Superliga, en un grito contenido por décadas, pues Torres quedó en la historia como el hombre que por fin trajo la gloria al césped del Murillo Toro, esquiva en tres ocasiones. Por más de que haya quedado pendiente haber dado una vuelta olímpica en el torneo de Primera División, la emoción de jóvenes y viejos aquel 23 de febrero del 2022 nunca se olvidará.
Nadie le puede negar que se encargó de enarbolar la causa 'Pijao' en tierras lejanas. Y de festejar en doble ocasión en una de las cunas del balompié, como lo es Brasil, aun cuando las esperanzas de lograrlo fueran remotas. Y encontró premio a su perseverancia, en un hito de cuatro décadas que se vino al piso, para darle paso a un nuevo y contundente registro; envidia de los más grandes del FPC.
Sí. Es cierto que el tiempo fue el principal enemigo de Torres, y que el recuerdo de un amargo momento, cuando apenas daba sus primeros pasos como entrenador, se transformó, una vez más, en su 'coraza' ante la crítica. Los fracasos en el segundo semestre del 2022, pero en especial la humillación sufrida en el Maracaná ante Flamengo, hicieron trizas su espíritu; y, quizá, no volvió a ser el mismo.
Erró, de cabo a rabo, en cobrar revancha a los periodistas que se atrevieron a interrogarlo sobre su futuro; pues el fútbol, que no se queda con nada, lo puso en su sitio. Lección aprendida tras verse traicionado por su carácter y el afán de acallar voces incómodas cuando los resultados no se dieron. Porque no todo fue camino de rosas para él, sino que aparecieron, poco a poco, las frustraciones.
Además, no fue correspondido cuando puso la cara por un grupo de profesionales que eran señalados de ir en contra del bienestar del grupo, con conductas impropias. Aun así, quiso tener el 'callo' duro para ponerle el pecho a los dardos lanzados desde la capital de la República. Su temperamento estuvo de nuevo en entredicho, a la par de decisiones que marcaron controversia.
En total, fueron 175 partidos para el nuevo 'Cacique', con un resumen de 74 celebraciones, incluida la del estadio El Campín, con la soberbia actuación del delantero Juan Fernando Caicedo; al igual que 62 igualdades y 39 reveses, para un anecdótico 54% de eficacia. El honor de haber vuelto por la puerta grande al club, pese a la desavenencias actuales, no borrarán su historia en el 'Vinotinto y Oro'.
Foto: Club Deportes Tolima