Por: Mario Alejandro Rodríguez
A lo largo de la presente década, o incluso un poco más, se escucharon mil y una ruedas de prensa de un hombre acostumbrado a dar siempre de qué hablar ante los medios, por su estilo si se quiere castizo, pero que con ello creó una especie de 'coraza' para blindar sus intereses y los de Deportes Tolima. Él fue Gabriel Camargo Salamanca, quien falleció este lunes a los 80 años y afectado por el cáncer.
Como si estuviera presintiendo el final de su era al frente de los 'Musicales' y recogiera sus pasos como uno de los dirigentes más exitosos en el fútbol colombiano, Camargo Salamanca se desahogó en una de sus últimas apariciones en público: el 15 de diciembre del año anterior, cuando dejó aflorar sus emociones y manifestó casi al llanto su deseo de ver campeón al equipo en el Murillo Toro.
En un encuentro que marcó el punto culminante de su gestión, el boyacense no ocultó ese sentimiento que por años tuvo entre pecho y espalda, como si buscara ir cerrando el ciclo que empezó en 1979, y que le dio al club cinco títulos. Habló de la posibilidad de celebrar en el 'Coloso de la 37', y aunque quería que fuera con la cuarta estrella, solo pudo marcharse con la alegría de la Superliga.
"Es cierto que este año hemos sido el mejor equipo en Colombia, lo dice la reclasificación, el descenso y si Dios nos permite vamos a disputar la final el próximo miércoles (Ante Deportivo Cali). Ya es una exigencia, porque por eso nos llaman grandes", indicó Camargo, en unas declaraciones que generaron ilusión en la parcial de la 'Tierra Firme', pero que no se concretaron.
Dejó en claro que no se conformaba con poco y que mientras pudiera saldría a pelear por todo lo que estuviera en frente, de ahí su deseo de salir bicampeón, lo cual a la postre no pudo ser. "Yo llevo en mis venas ganar. Yo no me conformo con menos. Soy un ganador y no sé si seré capaz de estar mañana en el equipo cuando no pase", dijo Camargo, entusiasmado con aumentar su legado.
Pero la frase que conmovió tanto a la prensa como a los hinchas, que ya presentían que su estado del salud no era el mejor, fue en la que prácticamente renovó su promesa de marcharse tranquilo si se cumplía -justamente- ese viejo anhelo. El que se le escapó frente al Cúcuta Deportivo, en 2006-2, y que pensaba no sucediera ante los 'Azucareros'. Pero aconteció y de paso también ante a Atlético Nacional.
"Sería algo grandioso lograr la cuarta estrella. Tenemos todas las posibilidades para llegar a hacerlo. Y ver una final en Ibagué es de sueños. Si Dios nos lo permite quedar campeones en Ibagué sería lo último. Sería morir tranquilo", refirió Camargo, a quien se le entrecortó la voz una y otra vez, como si fuera consciente de que es era el protagonista principal de un deseo que continúa.
🗣️ Gabriel Camargo en rueda de prensa: "Sería algo grandioso lograr la cuarta estrella. Tenemos todas las posibilidades para llegar a hacerlo. Y ver una final en Ibagué es de sueños. Si Dios nos lo permite quedar campeones en Ibagué sería lo último. Sería morir tranquilo".
— El Rincón del Vinotinto (@rinconvinotinto) December 15, 2021
Pese a que en un nuevo enfrentamiento ante los vallecaucanos se rompió por fin el ayuno sin títulos en suelo 'Pijao', aquel 23 de febrero, y el dirigente dio la vuelta olímpica con su hijo, César, y su nieto, Alejandro, el sinsabor de que no se repitió el éxito en la competición principal quedó entre los aficionados. Y en el propio 'Senador', quien hizo todo lo posible para darle una gran alegría a su gente.
Y es que más allá de sus desavenencias, de sus fuertes rifirrafes con periodistas y las autoridades locales y nacionales, bajo su mando se marcó un antes y un después en la historia de un club condenado a los últimos lugares, pero que se acostumbró a pelear con los gigantes y a derrotarlos en franca lid. Camargo, a juzgar por sus palabras, sentenció desde aquella vez su inminente retiro.