Siguiendo la lógica que en su momento planteó Dante Panzeri y que sigue confirmándose día tras día, "El Fútbol es la dinámica de lo impensado". Y los hinchas o seguidores del Deportes Tolima sí que lo han confirmado desde aquel 9 de junio de 2018.
Desde ese momento algo cambió. Algo que ni siquiera se puede explicar claramente, porque no estamos hablando de que se volvió un elenco histórico de la noche a la mañana, ni que llenó sus arcas de dinero instantáneamente. No estamos refiriéndonos a que la hinchada creció enormemente.
Se trata más bien de una sensación de permitirnos, por fin, creer que esa última ‘puntada’ que siempre nos quedaba pendiente pese a hacer campañas de ensueño por fin se podía dar. Que la suerte -que sí juega su papel en este deporte- y generalmente les sonreía a otros, finalmente nos correspondía y Dios comenzaba a ser un ‘Pijao’ más.
A partir de entonces, los resultados hablan por sí solos. Títulos, competencias internacionales, nómina de lujo, crecimiento como club y, en medio de todo eso, la construcción de la famosa jerarquía, esa que, juntándola con el destino, hace que muchos ‘David’ se conviertan en ‘Goliat’.
Es eso precisamente lo que estamos viviendo con este equipo, siendo todavía ‘débiles’ en varios aspectos, pero se trabaja incasablemente para ser ‘Gigantes’. Y eso lo está notando la prensa nacional, que aunque muchas veces se queda corta con los análisis y el reconocimiento, lo ven los rivales dentro y fuera de Colombia.
Porque hablamos de un equipo que sin tener sus vitrinas abarrotadas de copas ha conseguido romper estadísticas, como las que señalaban que ningún equipo colombiano había podido ganar dos partidos en suelo brasileño en una misma edición de la Copa Libertadores.
Lo ven los mismos jugadores de renombre, para quienes jugar con ‘La Vinotinto y Oro’ no es ahora una tercera o cuarta opción, sino más bien es una oportunidad de esas que no se pueden desaprovechar.
Lo ven los hinchas y seguidores, porque pese a no llenar el Murillo Toro para cada partido y apoyar como lo merece este club, soy de las que cree que la fe y el amor si están presentes, y el tema de la asistencia al estadio maneja otras variables, que merecen una discusión aparte.
Ahora bien, resulta que ese optimismo que ahora sentimos cuando juega el Tolima no puede transformarse inmediatamente en pesimismo cuando un resultado no se da. Es decir, la ‘vara’ con la que se mide el equipo no puede pretender que no pueda fallar, y si pierde algún partido verlo otra vez como el ‘Tolimita’ que le falta el centavo pal’ peso.