Mientras el arquero Álvaro Montero sigue guardando un profundo silencio tras confirmarse su vinculación con Millonarios, incluso ausente de sus redes sociales en donde se le veía muy activo, el que sí decidió hablar y duro ante los medios fue el presidente del Deportes Tolima, Gabriel Camargo Salamanca, quien fiel a su estilo se 'despachó' y criticó el proceder del jugador y el club 'Albiazul'.
En entrevista concedida al programa 'Blog Deportivo' de Blu Radio, el dirigente deportivo no tuvo 'pelos en la lengua' para referirse al tema. Lamentó que la normativa ampare el actuar del jugador, que si bien fue legal hay quienes -incluyendo el exsenador- cuestionan su carácter ético, toda vez que aún se encontraba en competencia con el elenco 'Vinotinto y Oro', a solo días de un decisivo duelo liguero.
"El tema de Álvaro Montero es que el todos saben que pasó. Infortunadamente la FIFA permite que 6 meses antes de que finalice un contrato, se puede firmar otro. Montero puede irse, pero hágalo calladamente, a escondidas", expresó Camargo Salamanca, como insinuando lo que hicieron en su momento jugadores como David Macalister Silva y Jhonatan Estrada, de 'Pijaos' a capitalinos.
Pero lo que más le molestó al dirigente fue que el golero, quien según él le dio la palabra para renovar su contrato, el que vencía el 31 de diciembre, no honró el trato. Por el contratio, firmó con el cuadro capitalino, que -por lo menos- sí hizo lo que le obligaba la ley de la FIFA: Comunicar al vigente campeón del FPC su deseo de negociar con el jugador de 26 años, tratativa que se cristalizó.
"Él (Montero) negó que estuviera en conversaciones con Millonarios. Según los chismes, arregló por la misma plata que había hablado con nosotros. Estábamos convencidos de que Montero se quedaba, pero nos enteramos que estaba firmando contrato en otro lado. Yo no quiero ahondar en esto. Montero es libre, el procedimiento de Millonarios es lo que reprochamos", manifestó.
Tras este escándalo, la determinación del dueño de fue rescindir, de mutuo acuerdo con el jugador, el contrato laboral que lo unía al equipo tolimense. Así llegó a su fin una era de cuatro años bajo los tres palos del pórtico 'Musical', con dos títulos en su haber, pero con el sabor amargo de una forma de proceder poco elegante, que pasó por encima de la afición y el club que tanto lo respaldó.