Por: Juan Manuel Diaz
Editorialista El Nuevo Día
No hace mucho tuve la oportunidad de conocer personalmente a Gabriel Camargo. Conversamos de fútbol, de las proyecciones del equipo, y de lo duro que es manejar un club como el Deportes Tolima, amado y apreciado mayoritariamente en finales, pero abandonado a su suerte y a la de unos pocos fieles en el transcurso del año.
En ese entonces, el Vinotinto y Oro pasaba un muy mal momento futbolístico, pero también de manejo de relaciones. Habían sacado a un periodista del club con Policía y Camargo solo concedía entrevistas a sus amigos periodistas de siempre, mientras a los demás colegas les tocaba rogar por un audio, cosa que, junto a la gerencia de El Nuevo Día, le criticamos y sugerimos respetuosamente revisara. Él se comprometió a hacerlo y lamentablemente eso no ha cambiado.
Sin embargo, tiempo después, y luego de que el ‘Tolimita de los amores’ saliera campeón, las polémicas no paran, ni tampoco los malos episodios, como aquel donde Manga Escobar, aparentemente se emborrachó y llegó con guayabo al entreno. (Ni que fuera mujer diría don Gabriel). Hoy el trabajo de la prensa sigue siendo difícil en la sede del club y los maltratos por parte del señor Bernoske no han cesado, como el denunciado recientemente por el profe Álvaro Ariza.
Cuando de a poco iban mermando los roces y asperezas, por cuenta de las buenas actuaciones del elenco tolimense, así como el cariño despertado por el profe Gamero, el máximo accionista del club, a quien respetamos pero criticamos cuando hay que hacerlo, estampilló en la opinión del país y del mundo unas declaraciones espantosas que ni siquiera valen la pena recordar y que hirieron como una espada de doble filo a cientos de personas.
Prejuicios, discriminación, machismo, entre muchas otras cosas podrían achacársele a Camargo, quien poco mide su lengua y quien en esta ocasión olvidó por completo que tuvo mamá, hermanas y esposa. Este país está luchando para dejar atrás los odios y los resentimientos en contra de la población gay, pero también, a través de un deporte tan bonito como el fútbol, se ha querido reivindicar el género femenino. Sin duda lo dicho por el exsenador no tiene presentación alguna. Tampoco la tiene la risa de quienes estuvieron allí presentes y aparecen en el video sonriendo después de lo dicho, entre ellos el alcalde Jaramillo y un periodista de una reconocida cadena radial.
Han pasado varios días y no se conoce pronunciamiento alguno de Camargo, ni del Tolima ni de nadie y ojalá que, si va a decir algo, lo haga para disculparse y no para acabar de embarrarla, pues a veces es mejor el silencio cuando nada bueno se tiene que decir. Y con Camargo ya se sabe que su palabra es ley, e incluso en lo futbolístico y mientras él siga siendo dueño del club algunas cosas negativas seguirán pasando, sin desconocerle todo lo bueno que ha hecho por su empresa, que a la vez es el equipo de muchos.
PD: ¿En serio exsenador va a dejar ir a un tipo honesto y trabajador como Rafael Robayo, y quien la guerreó hasta el final, siendo artífice de la segunda estrella? ¿En serio el problema son dos millones de pesos que pide Robayo para igualar cifra que le ofrecían el Unión Magdalena y el América? No hay derecho a tacañearnos ahí.