Ni el más optimista de los hinchas imaginó un 2018 como el que nos correspondió vivir con Deportes Tolima. Nadie, en sus pronósticos, pensó siquiera que el 'Pijao' se libraría de su mala racha de 15 años sin títulos ligueros justo ante el rival más grande del fútbol colombiano, Atlético Nacional, en su casa y quitándole un invicto por demás histórico, cuando todos lo daban por vencedor.
Que estuvo a tan solo a 90 minutos -¡Parece insólito!- de pelear en firme por toda una utopía para una institución que no tiene el presupuesto de los más poderosos: El anhelado bicampeonato. Que defendió con pundonor su gesta, ante la incredibilidad de la gran mayoría.
Y es por eso que el pasado domingo, pese al duro revés frente al DIM que lo privó de llegar a una nueva final, solo se escucharon aplausos en las graderías del estadio Manuel Murillo Toro. Aplausos de una afición agradecida, que como nunca antes se entregó a su equipo y con su apoyo conmovió hasta el más duro de los corazones. Que le arrancó un lagrimón a su dueño y puso a hablar a todo el país en redes sociales de su maravillosa respuesta.
Que por primera vez en la última década, tal vez, llenó el 'Coloso de la 37' sin ayuda del foráneo, esperanzada en ver a su escuadra transitar por senderos nuevos. Más de 28.000 personas descargaron toda su energía en aliento a un conjunto que no negó una gota de sudor y que 'Murió con las botas puestas'. Los mismos que cantaron el Bunde Tolimense con orgullo, como no acontecía desde ese 20 de diciembre de 2006, cuando el 'Kínder' del 'Cacique' ilusionó a miles con dar la vuelta en casa.
Cómo no estar felices con un conjunto que volvió a poner un nuevo trofeo en las vitrinas. Que se dio el lujo de hacer 85 puntos en un irregular balompié y arrebatarle el primer lugar del acumulado anual a los mismos de siempre. Que por fin se zafó de su 'verdugo' en 'Play Offs' y le brindó una noche inolvidable a todos sus hinchas por la vía de los penales. Y sobre todo, de aquel que se ganó con méritos un lugar en el torneo de clubes más codiciado del continente, el mismo que vio por seis años por la TV.
Solo un genuino hincha del 'Vinotinto y Oro' sabe lo que se verdaderamente se ganó en la última cita del semestre. Los puntos, como sucede en el fútbol, vienen y van, se consiguen o evaporan hasta en el último suspiro. Pero lo que no le podrán quitar jamás es la satisfacción de haber visto la entrega de sus muchachos. El pecho inflado de ver la 'Vinotinto y Oro' pasearse con autoridad en las canchas más difíciles. De llegar hasta la cima tras innumerables sinsabores.
En contraste, el natural reproche al grupo minúsculo que decidió abandonar las graderías antes del pitazo final. Por desgracia quedaron en evidencia y no dimensionaron que más que una clasificación, lo que merecía el onceno de Alberto Miguel Gamero era un sentido homenaje. Porque si estuvieron en el momento cumbre, lo lógico era levantarlos en el más doloroso y hacerles sentir que la derrota estaba lejos de opacar una temporada de oro.
Hubo, sin lugar a dudas, un cambio de chip. Los improperios e insultos, los argumentos insulsos y las acusaciones sin lógica, que tanto daño hicieron en el pasado, fueron reemplazados por elogios. Por profundas palabras de reconocimiento y abundantes mensajes de respaldo. Y eso lo sabe muy bien Gabriel Camargo Salamanca, al que el colectivo le ponderó su esfuerzo económico para solidificar un proyecto deportivo que empieza a dar sus frutos. ¡Enhorabuena senador!
Si la dirigencia del club entendió el mensaje, se vendrá un 2019 auspicioso. Pero no solo en lo deportivo, sino también en aspectos tan importantes como la organización misma del espectáculo, que merece especial atención.
El espectador pide a gritos mayor comodidad a la hora de acompañar a su divisa y no ser víctima de empujones y agresiones de la logística y la fuerza policial. Mejorar en ese aspecto será un real primer paso para que todos aquellos que colmaron el cemento regresen más pronto de lo pensado. Para construir hinchada y que todos esos pequeños que se dieron por primera vez cita en el 'Coloso' sean los que lo acompañen en 10 o 20 años.
Y también, en el mínimo respeto que debe haber hacia la labor que hacen los medios de comunicación, grandes o pequeños, influyentes o no, a favor o en contra de un postulado, para llevarle a sus audiencias la actualidad de su amado equipo.
El excelente trabajo que hace 'El Sonero' merece ser replicado sin restricciones de ningún tipo y no como aconteció durante el año, cuando las puertas de Perales se cerraron sin razón. Son los comunicadores los que establecen un vínculo directo con los seguidores, en una labor en el que el principal beneficiado es el club.
¡Gracias por un año inolvidable, Deportes Tolima! Y pase lo que pase, esté quien esté, desde ya te prometemos estar nuevamente a tu lado. En las buenas y en las malas, como desde hace 10 años lo hemos hecho.