Lo acontecido este miércoles en el estadio Palogrande de Manizales, en el partido entre Deportes Tolima y Once Caldas, fue a todas luces insólito y hasta bochornoso para el fútbol profesional colombiano.
El partido que había dado por finalizado el árbitro bolivarense Carlos Ortega, por el evidente mal estado del campo de juego, fue reanudado a las 'malas' desde la Dimayor, que obligó al juez y a los jugadores a esperar para volver a jugar.
"Nosotros ya estábamos cambiados, duchados, listos para regresar al hotel, mientras que el Once estaba haciendo recuperación, cuando nos dijeron que debíamos terminar", indicó el volante Rafael Robayo, en diálogo con RCN Ibagué.
"Nos tocó volvernos a poner los uniformes sucios, mojados", agregó Carlos 'Neneco' Rentería al mismo medio radial.
De hecho, la transmisión oficial de Win Sports fue dada por terminada y emisoras en Ibagué tuvieron que hacer lo mismo ante la incertidumbre de cuándo sería reanudado el partido.
Solo una hora y 35 minutos después de lo que se creía era el final, los protagonistas regresaron al terreno. En el caso de los integrantes del 'Vinotinto y Oro' debieron hacerlo con sus uniformes mojados, pues se habían quedado sin indumentaria limpia.
Fue tal la confusión que se vivió en el escenario deportivo de los manizaleños que las redes sociales de ambos clubes dieron por finalizado el compromiso. Aunque en el caso de la 'tribu', el 'trino' estuvo colgado por casi una hora.
Antes de esa pausa, el juez había suspendido en dos ocasiones el cotejo: A los 69', luego de una acción en la que el delantero Marco Pérez se deslizó y chocó contra un poste, y los 71', pero luego fue imposible seguir jugando, ante la aparición de una tormenta eléctrica.
Fue a las 9:18 p.m. que volvió a rodar el esférico en Palogrande y para fortuna de los de Ibagué llegó el tanto del triunfo cinco minutos después, por intermedio del volante de marca Carlos Robles.
Foto: Camila Espinosa y Club Deportes Tolima