Tuvo quizá la semana más compleja de todas desde que llegó al Deportes Tolima, en 2011. La presión de la barra Revolución Vinotinto Sur, que puso su rostro en una serie de panfletos que exigían su salida del primer equipo el pasado lunes, hizo que los días previos al clásico fueran difíciles de afrontar. Incluso dijo estar mentalmente destruido y con toda razón.
Pero por cosas del fútbol el protagonismo del encuentro de este viernes, correspondiente a la séptima fecha de la Liga Águila 2 2017, le estaba reservado. El lateral Danovis Banguero se convirtió en el 'salvador' del técnico José Eugenio 'Cheché' Hernández, quien luego de la victoria (1-0) ante Huila prolongó por una semana más su estadía en la 'tribu'.
Cuando el cronómetro marcaba los 71' y la historia parecía favorable al cuadro 'Opita', apareció el llanero y con remate mordido, justo al palo derecho, derrotó al golero Bréiner Castillo para desatar un grito que estuvo contenido por cerca de cinco meses, pues su último tanto también se lo había hecho al experimentado golero, el pasado 19 de marzo.
"Estoy agradecido con la institución por la oportunidad que me da. El gol que se hizo no es para callar bocas sino para aportarle al equipo, que es humilde y quiere sacar esto adelante. Lastimosamente no se habían dado los resultados, pero esperamos que este sea el envión anímico que tanto necesitamos", adelantó el jugador.
La conquista, más allá de la natural alegría que produjo en el grupo de compañeros y cuerpo técnico, tuvo una dedicatoria especial: Su hija Hellen estuvo de cumpleaños y qué mejor regalo que ver a su papá siendo fundamental para el triunfo de una divisa que estaba en la 'cuerda floja'.
"Para mí hubiera sido fácil dar un paso al costado y no jugar hoy (Viernes). Mi hija estaba de cumpleaños pero preferí venir a correr, a meter y gracias a Dios se nos dio el resultado, sin importar la presión que quieran ejercer los hinchas", complementó.
Banguero, de 28 años, sabe muy bien que haga lo que haga siempre será criticado, en su condición del jugador más veterano en el plantel. De hecho ya le estaban cobrando en las redes sociales una acción en la que por accidente golpeó a una porrista con un rechazo.
"Es una realidad. Otras personas por fuera me quieren en sus equipos, pero para los hinchas soy el peor. Así es la vida", expresó, como acostumbrado a que desde las graderías bajen toda clase de epítetos en su contra.
Y añadió: "Dios aprieta pero no ahorca. No me gustó lo que sucedió con los carteles, soy de los que pese a que me critican siempre estoy metiendo. La palabra preferida de ellos (RVS) es güevos e independientemente de que juegue bien o mal la tengo. Me tildaron de muchas cosas que no soy".
Danovis, hombre de confianza de tantos entrenadores, como Bernal, Castro, Gamero y el propio Quintabani, no se cansó de repetir que este no era un triunfo personal sino colectivo. De ahí el abrazo que recibió tras la anotación, una de las pocas que ha logrado marcar con la casaca 'Vinotinto y Oro' puesta.
"Habíamos hablado de que si hacíamos un gol lo celebraríamos todos. Corrimos para el banco, porque cuando las cosas no salen tenemos que arroparnos con los compañeros. Ellos son ante todo amigos y nos duele lo que nos pasa", puntualizó el futbolista.