Nunca sentí que los jugadores me estuvieran sacando: Quintabani habló sobre su salida del DEPORTES TOLIMA



Nunca sentí que los jugadores me estuvieran sacando: Quintabani habló sobre su salida del DEPORTES TOLIMA





Por: Mario Alejandro Rodríguez

La era de Óscar Héctor Quintabani con Deportes Tolima llegó a su fin la mañana del viernes 2 de junio. El plantel, eliminado de la Copa Conmebol Sudamericana sin merecerlo, el día anterior en el estadio Hernando Siles de La Paz, emprendía un amargo regreso. Y sobre las 9 a.m. hizo una escala en Lima (Perú), antes de arribar a Bogotá. 

Allí, en el aeropuerto Internacional Jorge Chávez de la capital peruana, el presidente y dueño del club, Gabriel Camargo, aprovechó la ocasión para hablar con el estratega y comunicarle, de forma breve, que a partir de ese instante no sería más el técnico de la 'tribu'.

De la forma más natural posible, 'Quinta' llamó a su capitán, Fáiner Torijano, después de salir de Eldorado y le pidió el favor que cuando el equipo llegara al aeropuerto Perales de Ibagué, hacia las 7 p.m., reuniera a sus compañeros a un lado de la pista, pues necesitaba hablarles. Pero era claro que ellos presentían lo que había pasado: solo era cuestión de que él mismo se los oficializara.




Sin otro deseo que el de agradecerles por la labor hecha, el argentino se despidió de un puñado de futbolistas con el cual no pudo triunfar en la Liga Águila 1 2017, la Copa Águila 2017 y la Sudamericana. Fue este el último contacto con ellos, cuando en las redes sociales su salida se había confirmado al menos cuatro horas antes. 

En diálogo extenso con El Rincón del Vinotinto, el entrenador habló de lo que fue su experiencia al frente de los 'Musicales', que contrario a su pesar solo duró 107 días. En su tono de voz, en cada una de sus respuestas, se notaba la serenidad que le ha dado su paso por cerca de 11 clubes del rentado criollo y sus tres títulos, aunque también, el deseo de haber tenido una segunda oportunidad.


Su salida

El Rincón del Vinotinto: ¿Qué argumentos le dio Camargo para despedirlo?

Óscar Quintabani: En Lima me comunicó que no iba más. Pero no me dijo mayor cosa, creo que el que toma la decisión es el que habla. Y simplemente fue eso, no nos tomamos un café o algo. Determinó que no seguía y ya está, se terminó. 

E.R.V.: ¿Qué concepto general le merece su paso por la tribu?

Ó.Q.: Analizando cuantitativamente la cosa es algo alarmante. Si no se hace un análisis profundo, se dan decisiones emotivas, a veces, en las que influye en entorno, la prensa, el hincha, el amigo...Tantas cosas. Hablar es fácil, pero si uno realiza un examen de todo encuentra motivos para que no se haya podido llegar a culminar algún logro.

Tolima para mí no era desconocido, había visto a sus jugadores a través de la competencia, en el día a día, porque uno es un profesional de esto y ve partidos y ve noticias. Y llegamos para el cuarto partido y empezamos desde ceros. No es una excusa, para nada, pero al llegar no es lo mismo.

Su fracaso

E.R.V.: ¿Por qué cree que no tuvo éxito con el Deportes Tolima? ¿A qué factores lo atribuye?

Ó.Q.: Sin duda las lesiones tienen que ver, porque el grupo sufrió mucho con eso. Comenzaron a caer y a caer jugadores por lesiones musculares y traumas. (Víctor) Giraldo, (Julián) Quiñones, (Sergio) Mosquera, (Santiago) Montoya, Ángelo (Rodríguez), (Armando) Vargas y (César) Quintero tuvieron problemas y aparte se fue del grupo (Michael) Ordóñez... 

De 30 jugadores inscritos quedaron pocos y teníamos que cumplir con partidos en la Liga y en la Copa cada tres días (...) El fútbol es un deporte de contacto y algún lesionado hay. Pero que se te lesionen tantos jugadores a la misma vez y de gran importancia, y que se demoren por lógica de 25 a 56 días sin jugar, es increíble. Nunca pude armar un equipo con tranquilidad de domingo a miércoles. 

Se habla mucho que en Europa juegan sin problemas, pero de Madrid van a Londres en dos horas, a Berlín, a Múnich, a Roma...Nosotros gastamos cinco días para ir y volver a Bolivia, así que imagínense nuestras distancias y problemas económicos en este sentido. Fuimos a Barranquilla y gastamos tres días, lo mismo a Pasto...

Hay un montón de cosas que se van sumando. De las 15 semanas que tuvimos, solo tuvimos tres largas para trabajar y recuperarnos. Y el grupo no dio su máximo potencial. Y las cargas de los viajes tenías que recompensarlos de alguna manera. 

Otro agravante es que estuvimos demalas con los árbitros, no sé qué estaría pasando. Nos pitaron penales que no fueron, y no nos invalidaron goles claros, como el de Quintero ante Equidad, cuando el balón entró como 15 centímetros...

Y otro tema es el de los resultados que no conservamos. Perdimos la clasificación de la Liga y la Copa en casa. Si miramos el partido ante Caldas, que ganábamos 2-1, era imposible que nos empataran o perder. Pero lo perdimos. Y contra Cali nos expulsaron un jugador al cual por roja directa solo le dieron una fecha. Y ante Quindío, por Copa, al minuto 90 nos hicieron un gol increíble. ¿Cómo lo entiendes? No sé... 

Hay tantas cosas que no son normales. En 107 días de trabajos hubo tantos imponderables y es algo nunca visto. Y eso fue el antirécord de todo.

Foto: Jorge Cuéllar.

La eliminación en Copa

E.R.V.: ¿Por qué se dio el fracaso en la Copa Sudamericana?

Ó. Q.: La medida exacta de lo que podía ser este equipo eran los partidos fueron los dos partidos internacionales. En el de ida le ganamos a Bolívar acá (2-1) y en el de vuelta, en La Paz, fue un juego difícil donde lo que menos existió fue el 'Fair Play' del reglamento. Al fin de cuentas, cada uno tuvo tres puntos, 2 goles a favor y 2 en contra, de los cuales fueron un autogol y una mala decisión arbitral. 

Y para cualquier equipo es más complicado revertir una decisión como esa a 3.600 metros de altura. Miraba la historia y en 50 años el único club que ganó allá del fútbol colombiano fue Medellín (2-1). Ni el mejor Nacional pudo, porque empató. Era un juego complicado, más si tocaba jugar contra la bonificación del torneo a los goles como visitante. 

Hicimos un buen partido con jugadores que volvimos a tener tras superar lesiones. Solo hicimos una prueba piloto, para ver cómo estaban (Santiago) Montoya, (Sergio) Mosquera y (Ómar) Albornoz, pero no tenían mucho ritmo.

Este equipo se levantó a las 5:30 a.m. el día del partido que estábamos en Santa Cruz, para ir a La Paz. Y no es lógico que si tiene que jugar se tenga que levantar a esa hora. No es excusa, pero gastamos cinco horas para viajando, entre espera, avión y bus.

El plantel

E.R.V.: ¿Qué les dijo a los jugadores en la despedida?

Ó.Q.: El grupo tomó por sorpresa la decisión. Hablé con ellos cuando desembarcamos, porque después se iban de vacaciones. Le dije a (Fáiner) Torijano lo sucedido y se sorprendió. No quería irme sin despedirme. Les agradecí porque hicieron un sobresfuerzo de jugarse dos torneos (Liga y Copa) a la vez. Por la convivencia y eso parecíamos más una familia. 

E.R.V.: ¿Se sintió respaldado en la cancha por sus futbolistas? ¿Cómo era la interna?

Ó.Q.: Sí. Nunca sentí eso que dicen a veces cuando uno 'lo están sacando', no. Sinceramente en tantos años de trabajo nunca lo viví. Y solo falta ver la respuesta de ellos en el partido de La Paz, que fue impresionante. Estuvieron tácticamente ordenados, concentrados. 

El juego fue como lo habíamos practicado el lunes antes de irnos. No es eso que les que les importara un culo y chao. No. Acá la gente quería darlo todo. 

La relación con ellos era buena. Hay cosas que pasan en todo conjunto, como que a veces tienes que apretar a unos más que a otros. O que alguno llega tarde y le preguntas qué pasó. Cualquiera de esas situaciones que existen en un grupo tienes que manejar.

Foto: Club Deportes Tolima

La relación con Camargo

E.R.V.: ¿Cómo quedó  su relación con el dirigente?

Ó.Q.: Bien. No tuve ningún tipo de problemas. Al senador lo conozco desde que llegó él al Tolima (1979) y al poco tiempo (1980) me trajo como jugador. Y ahora volvimos a trabajar. Y la relación es buena. Él me manifestó que no seguía y ya. Es algo que hay que aceptar y no sirve de a mucho si estoy o no de acuerdo.

E.R.V.: ¿Cómo es trabajar con don Gabriel?

Ó.Q.: Él tiene una forma de ser temperamental por sobre todas las cosas, ustedes muy bien lo conocen. Hablábamos en la semana, venía a ver las obras del predio deportivo. Es una persona que siempre quiere saber de los jugadores, de cómo están y me parece todo el derecho del mundo a hacerlo como presidente del club. Y a uno como entrenador lo obliga a tener respuestas. 

Siempre le informaba cómo iba a formar el equipo. Y alguna vez me preguntaba que por qué no podía jugar x o y jugador o me decía si no era mejor que jugara Carlos o Antonio por dar nombres. Hablábamos de fútbol. 

E.R.V.: ¿Le sugirió algún nombre en especial? ¿Intentó imponerle jugadores?

Ó.Q.: No, no. Pensaba a la distancia de pronto si podía estar este o aquel. Pero la decisión la tomaba yo y por ende la responsabilidad era mía. Alguna vez le dije: Tiene razón, lo voy a analizar, sobre el grupo que iba armando uno. Y si él no puede conversar con su técnico, entonces con quién conversa. 

E.R.V.: ¿Discreparon mucho por ese tema? 

Ó.Q.: No. Hablábamos lo normal. Y después tomaba la decisión. Uno como entrenador la tiene difícil, porque escucha y debe decir cómo está fulano de tal. Repito: Debo tener respuestas, es imposible que no las tenga incluso a las decisiones que quiera uno tomar. 

E.R.V.: Desde el punto de vista logístico, ¿Tuvo las garantías para trabajar?

Ó.Q.: Creo que sí. En el tema canchas fue 10 puntos, el predio deportivo es magnífico. Hoy en día los jugadores trabajan como nunca antes lo habían hecho. De aquí hacia el futuro lo tienen todo y mejorarán algunas situaciones. Pasar de entrenar al batallón, o la cancha de fulano, a trabajar en tu casa, en tu vestuario, tiene que haber un acostumbramiento. 

Hubo partidos en que salimos con 16 jugadores no más. Pero es que no había más jugadores. Si quisiera rellenar, lo hubiera hecho con dos o tres jugadores que sabía no iban a actuar o que eran del mismo puesto. No tenía sentido. Alguna vez necesité llevar más de esos y le dije al senador y accedió. Ningún club cabe en la perfección, pero no para decir que tuvimos problemas. 

Y en el tema de los aviones, Ibagué no es una ciudad como Bogotá, Barranquilla, Medellín o Cali en el que salen vuelos hasta la medianoche y cada tiempo. Por eso hay que ser más organizados. La temporada invernal fue difícil, porque nos tocaba tomar decisiones para no perder la conexión a tal lado. 

El mensaje final

E.R.V.: ¿Qué decirle a ese hincha que está como 'malacostumbrado' en los últimos años de ver a su equipo protagonista? 

Ó.Q.: El hincha siempre espera lo mejor. Aparte hay un buen grupo de jugadores, que últimamente ha logrado cosas, como ser subcampeón y ha estado en Libertadores y sudamericana. Y yo también tengo historia como jugador. Pero en temporadas como esta, en que nada salió bien en ese sentido y tuvimos problemas para potenciar el plantel en los torneos que se tenían, lo malo es no tener explicación. 

Lo malo fue no contar con los futbolistas que marcan una diferencia. Hay unos que pesan más que otros, que tienen más experiencia y en ningún momento les quisimos fallar. Uno siempre siendo ganador se va con un sinsabor. 







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