Por: Mario Alejandro Rodríguez
Llegó muy temprano al Club Berlín, sitio de encuentro con los jugadores. Se cambió su polo por una ajustada camiseta blanca, que a decir por el número que llevaba en su espalda fue la que vistió Danovis Banguero durante el segundo semestre de 2016. Y a la hora acordada (7:15 a.m.), dio sus primeras declaraciones como estratega del Deportes Tolima.
Este martes inició de manera oficial la era del argentino Óscar Héctor Quintabani con el 'Vinotinto y Oro', tras un año y medio de inactividad en el balompié nacional.
El entrenador, quien llegó acompañado de su asistente técnico, el tumaqueño Einar Angulo -vistió una casaca con el número 5, perteneciente a Julián Quiñones- asumió en propiedad el cargo que le encomendó desde el viernes pasado el presidente del club, Gabriel Camargo, tras el despido del uruguayo Gregorio Pérez.
Quintabani, de 66 años, se mostró tranquilo en su primer contacto con la prensa. Habló de forma pausada y clara de sus expectativas con un grupo que, si bien él no conformó y acompañó en la pretemporada, le ve potencial para ser protagonista de primer orden en la escena nacional.
"Esperemos que sea lo menos traumático posible para el equipo. Es un día de conocimiento, el fútbol de nosotros no se aparta mucho de lo que es, y de acuerdo a las características de los jugadores sabremos aprovecharlos de la mejor manera", indicó el entrenador.
Y añadió: "Habrá muchos partidos y habrá que preparar cada uno de forma distinta, con fechas miércoles y domingos. Vamos a tener la Copa Águila y un torneo importante como la Sudamericana. Y la idea es que haya una competencia de alto nivel entre todos".
Una vez más, Óscar Héctor prefirió ser muy diplomático y cauto con la pregunta que se convirtió obligada: La forma en cómo salió su antecesor, quien dejó en la atmósfera el presunto deseo de Gabriel Camargo, presidente del club, de intervenir en sus formaciones titulares. En otras palabras: Manosear su trabajo.
"No es un tema que me incumbe. Sería falto de ética opinar para ambos lados. Conozco al senador desde hace mucho tiempo y entiendo que solo soy un trabajador más con una jerarquía dentro de una empresa, en la que está un presidente, una junta y unos jugadores. Hay situaciones que hay que manejarlas de la misma forma que una empresa", enfatizó.
No se quiso comprometer en cuanto al logro de objetivos más allá de la clasificación a los 'Play Offs'. Aunque por su pasado, que incluye un bicampeonato con Atlético Nacional (2007) y el título logrado con Deportivo Pasto (2006), se intuye que tiene la mente puesta en ser primero.
"Vamos a ir paso a paso en lo que nos irá dando el torneo, en la forma en que está estructurado. El objetivo será estar entre los ocho. Y de ahí parte otro tipo de torneo, con partidos de ida y vuelta. Acá puedes llegar de primero y quedar eliminado o clasificar de octavo y ser campeón. Esa es una palabra linda, agradable", dijo.
Duro compromiso
En cuanto a lo que representa para su grupo esta serie de novedades, el estratega reconoció que han causado mella en la interna. No en vano, en los últimos dos meses y medio tuvieron tres técnicos, uno de ellos de forma interina.
"Para el jugador es traumático sufrir tantos cambios en tan poco tiempo. La temporada pasada culminaron de segundos con (Alberto) Gamero, empezaron una temporada con el profe Gregorio (Pérez) y luego estuvo Carlos (Castro) una semana, y ahora empiezo yo. Entonces, lo que habré de buscar será una continuidad básica a lo que se viene haciendo en cuanto a la identidad de su juego", afirmó.
Y en ese orden de ideas, dejó en claro que habrá que tomar este proyecto deportivo con la responsabilidad que se merece. "Poco a poco se irán agregando esos conceptos que todo técnico quiere. Todo dependerá de las características que tengan cada uno de los jugadores y el punto de arranque será eso", precisó.
Acostumbrado a trabajar por cerca de un año con José Fernando Salazar, dueño de Águilas Doradas de Rionegro y considerado como uno de los dirigentes más explosivos y complejos del rentado nacional, Quintabani le restó importancia a las comparaciones que se hacen de nuevo jefe con el antioqueño.
"Cada uno tiene su forma de ser, de trabajar, desde su punto importante que tienen en la jerarquía del equipo", reflexionó.
Recuerdos
El pasado de Quintabani está atado de algún modo a la historia del cuadro 'Pijao'. Entre 1980 y 1981 dejó su huella como uno de los mejores arqueros del fútbol profesional colombiano. Y cuando se lo preguntan, no tiene dudas en decir que en Ibagué se gestó una nueva forma de ver el balompié en el país.
"He pasado por muchos clubes. Pero acá se marcó diferencia, se hicieron cosas importantes. E incluso tácticamente se innovó en el rentado colombiano. Y el cariño de la gente hace que haya un respeto y compromiso más grande hacia este proyecto.
"Tolima en 1981, con el profe Ricardo de León (Uruguayo) ya jugaba 4-2-1-3. Y desde ahí todas las variables que se podían dar: 4-4-1-1, 4-4-2, 4-3-1-2. Tenía todas las variaciones porque contaba con los jugadores y la idea y fue una innovación", puntualizó.
Su primer rival
A solo cuatro días de su debut en el banquillo técnico, era imposible no preguntarle al argentino sobre su concepto de Nacional, rival que visitará este sábado (8 p.m.) el gramado del estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué; en el marco de la cuarta jornada de la Liga Águila 1 2017.
"Es un equipo excelso, que ha hecho diferencia año tras año y ha ido creciendo en todo sentido. Como institución y como equipo. Y eso le da posibilidad de tener una exigencia muy importante en la competencia y en reemplazar fácilmente los jugadores que vende. Tiene un nivel y un compromiso con su gente", refirió.
El dato
Quintabani contó en su primer entrenamiento con la visita del presidente y dueño del club, Gabriel Camargo, quien le dio la bienvenida frente al grupo de jugadores en la sede deportiva cercana al aeropuerto Perales.