Por: Mario Alejandro Rodríguez
Y se alzaron las copas, en señal de victoria. Y llegaron las felicitaciones de unos y otros, a lo largo del camino hacia el podio. Y los lentes fotográficos se posaron sobre sus 1,67 metros, para tomar su mejor registro, mientras a su lado posaban Chaves, Atapuma y Restrepo, que como él dieron su mejor esfuerzo en pro de darle tres semanas de alegría a un país que tanto lo necesita.
El gran Nairo Alexander Quintana Rojas dio este domingo el tan esperado paseo de la victoria por el sector madrileño de La Castellana. Ese que le fue esquivo en 2014, cuando una fractura de clavícula lo sacó de circulación.
Ese que el país entero no veía desde 1987, cuando un hombre llamado Luis Alberto Herrera, a quien todos cariñosamente llamamos 'Lucho', abrió la senda en el Viejo Continente al ganarla por primera vez. Ese que estuvo adornado de banderas tricolores, como si fuera un recorrido por Bogotá, Medellín, Cali o cualquier otra población 'cafetera', en plenas festividades patrias.
A sus 26 años, el hijo de Cómbita (Boyacá) logró el segundo de los tres títulos más deseados por un ciclista profesional, la Vuelta a España, y se convirtió, sin lugar a dudas, en el pedalista más grande en la historia de este deporte a nivel nacional.
Vea: Nairo Quintana, el hombre que 'reconquistó' la Vuelta a España
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Ya en 2014 había conquistado el Giro de Italia, un lujo reservado solo a los mejores, y aún tiene toda una vida deportiva por delante para alcanzar el tan codiciado Tour de Francia, del que fue dos veces subcampeón (2013 y 2015), a la sombra de Chris Froome; el mismo que
'Naironman', quien renunció a participar en los Juegos Olímpicos para llegar en óptimas condiciones a este reto, demostró que fue la mejor decisión que pudo haber tomado. No cualquiera hace 'tripas corazón' y cede su cupo en el evento deportivo más grande del planeta, para ir tras la gloria en una de las 'Tres Grandes'.
La alergia sufrida en el pasado Tour, cuando mermó sus posibilidades de triunfo y solo le permitió alcanzar el tercer puesto quedó atrás, porque en tres semanas dio muestras de un estado físico inmejorable.
"Que el mundo entero sepa que nuestro país es paz, es deporte, es amor. Quiero agradecerles a todos mis compañeros que me han ayudado a crecer poco a poco, que me han traído hasta este podio tan soñado que desde hacia muchos años venía buscándolo", dijo el pedalista.
"Que el mundo entero sepa que nuestro país es paz, es deporte, es amor. Quiero agradecerles a todos mis compañeros que me han ayudado a crecer poco a poco, que me han traído hasta este podio tan soñado que desde hacia muchos años venía buscándolo", dijo el pedalista.
Paso a paso
El camino de Nairo hacia la gloria no fue nada fácil. No obstante, el corredor del Movistar Team lo comenzó a sembrar, etapa tras etapa, como quien abona la semilla que después dará los mejores frutos del campo. De aquel altiplano de donde han salido múltiples escarabajos, desde Rafael Antonio Niño hasta el recordado Mauricio Soler.
En la fracción 10, aquella que ganó en los míticos Lagos de Covadonga, Nairo dio el golpe de mano en pro de quedarse con la edición 71 de la ronda ibérica. Tal cual, siguiendo los pedalazos que dio Herrera hace 29 años: El boyacense también alzó los brazos en una de las fracciones más exigentes de la competencia, destinada para los reyes de la montaña.
Pero fue en la etapa 15 cuando liquidó la vuelta a su favor. En el trayecto entre Sabiñánigo y Aramón Formigal, protagonizó una espectacular jornada junto a su principal aliado, el español Alberto Contador (Tinkoff). Y fue allí cuando le sacó 3 minutos y 30 segundos a Froome, su principal rival.
Sufrió, sí, en la contrarreloj individual entre Xàbia y Calp (37 kilómetros), cuando el británico le descontó 2 minutos y 16 segundos, que al final resultaron ser insuficientes para arrebatarle la gloria.
Y ya la última etapa, disputada este domingo entre Las Rozas y Madrid, de 104 kilómetros, en la que se impuso el danés Magnus Cort Nielsen (Orica), solo fue mero trámite para Quintana. O mejor, fue todo un paseillo para el corredor colombiano, quien después de 83 horas, 31 minutos y 28 segundos de recorrido se desinhibió y dejó fluir toda su felicidad por la gesta forjada.
Y no era para menos. Una marea tricolor se dio cita para hacerle sentir al colombiano que estaba en casa, con las emotivas notas del Himno Nacional que se escuchó con más fuerza que nunca en la Madre Patria.
Pero no solo a él. También al bogotano Esteban Chaves, del Orica, quien de forma loable se metió en el podio y conquistó un tercer puesto que sabe a gloria, toda vez que se lo ganó a Contador, el triple campeón de la Vuelta y doble ganador del Tour. El agradecimiento: Su inmensa sonrisa, reflejo de positivismo, de amor absoluto hacia este deporte.
¡Qué viva el ciclismo colombiano! El que volvió a enamorar a millones de compatriotas con sus proezas. Pero sobre todo, ¡Qué viva Nairo Quintana! ¡Larga vida al REY!