Por: Mario Alejandro Rodríguez
Enviado especial
Si hay algo claro es que el Deportes Tolima no es solo de Ibagué, sino que hace honor a su nombre, y en cada rincón de la geografía de la‘Tierra Firme’ hay al menos un ferviente seguidor que vive y sufre por el amado Vinotinto y Oro.
El año pasado Cajamarca tuvo la posibilidad de disfrutar –por necesidad más no por convicción, eso hay que decirlo- la fiesta del fútbol profesional en su estadio, y en esta oportunidad el turno fue para un municipio que merecía volver a tener al onceno de la región: Líbano.
En el vetusto pero cálido estadio Ariel González se dieron cita familias enteras, grupos de amigos, autoridades eclesiásticas y gubernamentales e incluso personalidades del fútbol para gozar del encuentro que ganó la tribu (4-1) frente al Deportes Quindío, en cumplimiento de la cuarta fecha del Grupo H de la Copa Águila.
La ocasión lo ameritaba: Hace tres años el equipo no visitaba el municipio, hace ocho no disputaba al menos un cotejo amistoso y hace 19 años, 7 meses y 29 días que no competía por un torneo profesional en el municipio cafetero.
Y aunque para algunos fue un poco difícil conseguir la boleta de papel bond para ingresar al escenario deportivo, no porque se agotaran sino por desconocimiento sobre los puntos de venta, al final poco a poco fueron llegando los ‘invitados’, quienes de principio a fin hicieron sentir al plantel de Alberto Miguel Gamero como en casa.
En familia
Gabriel Antonio Loaiza, un hombre nacido en Guamo (Tolima), pero que vive desde hace 30 años en Líbano, sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad que le daba el destino de tener de nuevo a su escuadra amada en casa.
Junto con su esposa, Blanca Elvira, y sus hijos Juan Esteban, de 22 años y Claudia Yiseth, de 18; al igual que su sobrina, Kelly Alejandra, se ‘programó’. En días anteriores había escuchado por La Veterana, la emisora local, que hoy era el día, así que no podía haber excusas: Desde temprano alistó la mejor pinta, almorzó ‘trancado’ y se fue a disfrutar de una tarde especial.
“Solo había visto una vez al equipo acá. Fue en 2008 frente a La Equidad en un amistoso. Para mí volverlo a tener acá es lo máximo. Desde hace varios días estaban diciendo que lo traían y ahora que llegaron a jugar estamos felices”, expresó emocionado a El Rincón del Vinotinto.
Gabriel, en infinidad de ocasiones, viajó a Ibagué para alentar al 'Pijao'. Y tiene muy presente cuáles fueron esos partidos que dejaron huella en su corazón.
“Yo he ido a verlo varias veces. Pero las que más recuerdo fueron contra River Plate de Argentina (2004, Copa Libertadores), Pachuca de México (2006, Copa Sudamericana), Oriente Petrolero de Bolivia (2010, Copa Sudamericana) y Cruzeiro de Brasil (2011, Copa Libertadores)”, añadió.
Felicidad
Para Luis Ángel Alonso, un libanense de 56 años que vive al límite las alegrías y tristezas del Deportes Tolima, es todo un motivo de felicidad que el equipo del cual es hincha no solo oficie como local en el Murillo Toro de Ibagué.
“Es importante descentralizar estos encuentros deportivos. Como se puede ver Líbano tiene un estadio bien presentado. Así que bienvenido nuestro equipo”.
Y añadió: “Si esto fuera más continuo, este estadio se llenaría. Hoy vino gente de Murillo, de Casabianca, de Villahermosa. Es un estadio bien hermoso para toda Colombia”.
Alonso aguarda la esperanza de que, motivado por este acompañamiento, el presidente del club, Gabriel Camargo, ratifique su intención de traer al equipo para la Liga Águila 1 2016.
“Qué bueno que Tolima jugara la Liga acá. Y lo que necesita el equipo es afición, por eso es muy bueno que salgan a otros municipios”, acotó.
De talla internacional
Aunque desde hace varios años hace parte del Colegio de Árbitros de Bogotá y trabaja como abogado penalista en la capital de la República, la verdad es que Hernando Buitrago es un libanense de pura cepa que ha llevado en alto los colores del Tolima a nivel nacional y continental.
Y cada vez que su doble profesión se lo permite viaja a la tierra del salchichón a visitar a los suyos. Fue raro no verlo vestido de cortos, con un silbato en la mano y las tarjetas listas en un cotejo de Liga Águila o Copa Libertadores. No. En esta oportunidad asistió como un aficionado más, a disfrutar de buen fútbol.
“Esto es un gran espectáculo para Líbano y acá estamos apoyando al equipo. Estoy descansando acá desde hace tres días y coincidimos con el partido. Y acá estamos”, enfatizó Hernando, recordado en los últimos meses por negarse a aceptarle la camiseta a un astro del balompié mundial: Neymar Junior, en el juego Brasil - Perú por Eliminatorias.
Petición celestial
Élmer Romero, párroco de la Catedral del Líbano, no se podía perder la fiesta que se había dispuesto en el Ariel González. El prelado, quien lleva cinco años al frente de esta congregación, pidió por el éxito del onceno musical. Y así se dio.
“Todos los feligreses del Líbano estuvimos convocados con los pastores para vivir esta fiesta con nuestro equipo, el Deportes Tolima que tanto queremos. Hoy oramos, encomendamos el grupo al todopoderoso y sin duda vimos un espectáculo bien hermoso”, dijo.
Como cualquier parroquiano Romero hizo la fila para el ingreso al escenario, portando con orgullo su cuello romano, distintivo de su fuero sacerdotal. Entró y se acomodó, y allí sentado en el cemento aprovechó la ocasión para hablar de las iniciativas sociales que lleva en el municipio, en pro de los menos favorecidos.
“Tenemos restaurante para niños de las familias de escasos recursos y también una actividad de entrega de mercados para los más necesitados. También trabajamos con abuelitos que tienen también su restaurante. Es muy gratificante servirle a la comunidad”, indicó.
Otras personalidades
Germán Castellanos, alcalde de Líbano.
César Loaiza, el 'Indio Pijao'.