Por: Hader Celis Ariza
Señor Gabriel Camargo, si el objetivo es entregar al Deportes Tolima cuando esté en la B, a manera personal no me preocupa. Sé que la afición y la comunidad lo sabrá entender.
Ya no podemos elegir como ovejas sus candidatos, ni tampoco comprar cinco boletas para cada partido. De sus pataletas sólo queda en nuestra memoria la falta de consejería para tratar dignamente esto que se llama pueblo Pijao y en sus arcas las pensiones obtenidas con nuestros votos.
Siempre apoyamos al valor tolimense, por encima de todo. Ya fueran jugadores o técnicos, así en sus decisiones rápidas y poco pensadas, fueran lastimados unos tras otros. Recuerde las buenas taquillas que se obtuvieron en años como el 2004, porque quienes la pagaron también fueron paisanos, los que de una u otra forma siempre esperamos que tuviera en cuenta a los nuestros.
Es comprensible su decisión de minimizar al conjunto de esta ciudad y poner a frentear a nuestro coterráneo Carlos Castro. Él no es el culpable de lo que pasa, de los errores cometidos con la afición, que son los que se cobran ahora. Las fallas en las contrataciones, temporada tras temporada, mire dónde tienen ahora al conjunto y lo mas grave, sin dinero, pues se gastó en jugadores extranjeros de bajo rendimiento.
Afortunadamente, sus malas inversiones se tapaban con los dineros que le ingresaban por taquilla, patrocinios, venta de jugadores y televisión. No se queje, sabemos que es su plata, pero como comerciante debe entender que se gana y se pierde; aunque lo último en su caso no lo hemos visto.
Queda recordar el maltrato a la prensa, a los hinchas en las finales, la falta de mercadeo, que parece inició muy tarde. Esto no es otra cosa que el deseo de querer acumular más y más, algo respetable pero no compartido.
Agradecimiento por el titulo, por los buenos momentos y las alegrías, lo cual no justifica sus desaciertos. Quedarán quienes defienden sus actuaciones. Para ellos, mis respetos.
¡Por algo será!