Nunca caminarás solo, Vinotinto de nuestras vidas. Aún cuando todo esté en contra y los que dijeron amarte te hayan dado la espalda, siempre estaré contigo, como el primer día. Y el cemento del viejo estadio aguardará por mi llegada, para alentarte de principio a fin, desde el minuto 0 hasta el 95'. La garganta no resistirá tanta emoción y agonizará en cada gol, mientras mi padre, quien es el culpable de quererte como hoy te quiero, se funde en llanto al calor de un nuevo triunfo.
Nunca sufrirás solo los momentos de derrota. De eso podrás estar seguro, porque no te empecé a seguir cuando llegaste a la gloria, sino cuando la adversidad era la constante para salir del sótano. Poco me importó que no saborearas el éxito. Al fin de cuentas, el pacto que sellé cuando niño fue serte fiel, confiado en que pronto sería recompensado. El fútbol, como la vida es cíclico, y si ayer estuvimos en lo más hondo, hoy lucharemos juntos por llegar a lo más alto.
Nunca estarás solo, ni en las garras de quienes sólo pretenden desangrarte. Si bien no tienes mayores lujos, no los necesitas para ser reconocido, porque tu grandeza radica en la gente que te acompaña y no en los bienes que posees. Y si alguien te ha visto con ojos de codicia, lejos está de comprender lo que realmente significas para mí. En sí eres la representación más grande de mis alegrías y tristezas; y aunque traten de menospreciarte, saldré en tu defensa para darte el lugar que te has ganado en mi corazón.
De las decepciones hay que saber levantarse y estoy, una vez más, dispuesto a dejarlo todo por tí. Por eso nunca celebrarás solo; no tengas duda de que volveremos, como en nuestras mejores épocas, al lugar más alto del podio. Las tribunas estarán nuevamente colmadas de hinchas, que como yo, se regocijarán con tus conquistas, mientras los colores de tu casaca le darán la vuelta al mundo.
Ahora te invito a mantener firme nuestro deseo de lograr lo que en tantas ocasiones nos fue esquivo. Nunca he renunciado al sueño que por cerca de 10 años ha sido la razón de mi desvelo. Y si mi destino es quererte, lo haré hasta el fin de mis días, orgulloso de haber sido campeón a tu lado.
Hoy más que nunca no te sientas solo, porque sin importar lo que me cueste ¡SIEMPRE estaré contigo!
Mantén tu frente en alto (Hold your head up high)
Y no temas a la oscuridad (An' don't be afraid of the dark)".
Oscar Hammerstein, You'll never walk alone.