Opinión de los hinchas: Carta a Gabriel Camargo Salamanca



Opinión de los hinchas: Carta a Gabriel Camargo Salamanca




Don Gabriel, buenos días.


Me entero por la prensa local de su decisión irrevocable de “vender el Deportes Tolima”, o “sus acciones y las del grupo de accionistas que representa”, a un precio de esos que coloquialmente llaman “considerable”, esperando que inversionistas de esta tierra lo adquieran para que “el equipo no se vaya de Ibagué”. Entiendo que lo hizo luego de reunirse con dos miembros de la “Junta Directiva” del Club, el gobernador del Tolima y el alcalde de Ibagué. 


Si me permite expresarle mis conceptos, se los expongo así:

1. La única persona relevante en esa 'reunión', además de usted, era el Dr. Delgado Peñón, y no como persona natural; lo fue como representante legal, pro témpore, del departamento del Tolima, entidad territorial propietaria única y exclusiva de un derecho que puede llamarse de mil maneras pero que es simplemente la acción o 'ficha' en la Dimayor, adquirida con dineros de dicha entidad territorial, y cedidos pero no transferidos desde ese entonces al Club, en circunstancias que usted bien conoce. Así, el ente jurídico que usted representa y del cual es inocultablemente dueño, posee todos los derechos que a bien tenga, menos el de sustraernos a seguir siendo socios de la División Mayor del Fútbol Colombiano y, por ende, el de decidir si nos quedamos aquí o nos vamos. Por favor, no nos amenace, que sus amigos en la dirigencia del fútbol no tienen la capacidad jurídica para determinar la titularidad de este derecho.

2. Suyos son, esos sí, aún cuando las legislaciones nacional y deportiva lo prohíban, los derechos y transferencias sobre los jugadores. Y el nombre del Club y la casa de Cádiz y hasta los colores de la camiseta. Bien puede incorporar incluso ciertos 'periodistas', algunos a punto de senil naufragio, beneficiarios de sus conocidas canonjías. Pero todo ello no puede sumar jamás la exorbitante suma que usted pretende por la propiedad del Club.

3. O de la S.A., como ahora aparece, para ocultar más la verdad verdadera: Es usted, no el 'máximo accionista' sino el absoluto. Y si ello no es así, le ruego, en honor a la verdad y la transparencia, que revele el listado de todos los socios, con sus números de identificación, para que pueda contradecirme lo que voy a afirmar: Son un montón de personas ajenas a Ibagué, distantes del Tolima, que jamás han pisado las gradas del 'Murillo Toro' para vitorear al equipo.

4. A propósito de lo cual quiero contarle, aunque a usted le tenga sin el más mínimo cuidado, que desde los seis (6) años de edad, por allá en el segundo semestre de 1964, hasta diciembre del reciente 2012, asistí al estadio de Ibagué, con las obvias y naturales interrupciones. Conté 48 años frente a ese gramado, lo conocí siendo él pequeñito en sus tribunas, apenas para unas 6000 personas; no tenía siquiera malla protectora, que se la pusieron precisamente para los Juegos Nacionales de 1970. Vi desfilar figuras; mi mano la estrechó Marcos Coll, por ejemplo. Y estudiando en Bogotá, me hallé una noche aciaga haciendo fila para ingresar al estadio a mitad de semana, 'volado' de la universidad, y viví de cerca el horror y la tragedia; fue por allá en noviembre del 81, creo. Una semana después 'El Campín' lloró con las cintas negras en el brazo de los nuestros, las notas lentas de El Bunde y la magistral actuación que lideraron Óscar Héctor Quintabani y Víctor Hugo Del Río. Discúlpeme la lágrima. De lo aquí afirmado puede dar fe la contabilidad del Club, donde debo aparecer en múltiples ocasiones adquiriendo mi abono.

5. Y hablando de contabilidades, yo no conozco las del Club, ni tengo ningún derecho a ello. Pero habida cuenta de la desmesura de su pretensión, me parece por lo menos pertinente que los eventuales compradores tengan acceso a todos sus libros y soportes, desde siempre, para que se ratifique la pulcritud y la legalidad de los actos de la institución, que no puedo poner en duda. Es decir, que aparezcan allí incluso los soportes de las transacciones sobre jugadores, que usted tan celosa y justamente ha sabido reservar.

6.- Porque en lo que tiene qué ver con la compra-venta de derechos deportivos, alcanzo a recordar sus airados reclamos al empresariado, el público y las autoridades en las épocas de 'vacas flacas', actitud opuesta a su silencio y sus acres recriminaciones a los periodistas que han osado indagarlo cuando se adivinan pingües ganancias. Tratamiento a la prensa independiente que se presenta como una constante social, empresarial y familiar, si recordamos el desafortunado episodio que, como tenía que ser, perdió su respetable esposa recientemente ante el más alto tribunal de casación de nuestra patria.

7. Don Gabriel, en el esplendor del Siglo XXI, va reinando, por fortuna, el respeto absoluto al ser humano, con todas sus manifestaciones y la vigencia de su entorno. A usted se le olvidó eso cuando recibió el vergonzoso aporte de una multinacional depredadora, que quiere arrasar esta tierra toda costa,  que a cambio enlodó con su mención la camiseta de mi Deportes Tolima. Discútame el 'mi' por la propiedad del dinero, pero jamás por la del amor. Y tampoco tiene claro el respeto cuando  oficia de titiritero de la nómina, ultrajando las decisiones técnicas y despachando a los que no son dóciles a sus errados designios al momento de elaborarla. Errados, digo, salvo que se trate de imposiciones con fines mercantiles, que no futbolísticas, fuera de cuyas tendencias estará siempre, como lo ha estado, el futbolista tolimense, eterno distante hasta de su más leve aprecio.

8. Bajo su guía fuimos felices, muy felices, pero hoy ya no. En el alma está vivo el golazo de Heberto Carrillo, ante el Junior de Delménico, que nos hizo subcampeones, y nos llevó a La Libertadores por primera vez. Así, esta tierra se visibilizó internacionalmente tal vez como nunca en su historia, y la historia se ha repetido. La economía elemental de los ciudadanos por fuera del estadio, porque por dentro es otra cosa, también se activó. Ante la precariedad de nuestra dirigencia, el Deportes Tolima nos hizo respetables. Muchas gentes han vivido materialmente, y muy bien, de todas esas gestas; pero la mayoría, Don Gabriel, la inmensa mayoría, y eso seguramente es lo más importante, hemos vivido alimentando el alma y el orgullo, individual y colectivo, con el equipo que usted ha sostenido durante tantos años; eso es inocultable.

9. Pero le digo que hoy ya no, porque yo siento que si con semejante andamiaje fracasamos de campeonato en campeonato hasta convertirnos ahora en uno de los más destacados motivos de burla nacional, es porque algo, o todo, está fallando o se están definiendo ocultos perfiles. Y como usted no está dispuesto a rectificar, yo le doy las gracias, eternas gracias, y quedo inerme ante las expectativas de un fracaso deportivo, el descenso o incluso la desaparición que, en todo caso, son absolutamente mejores que seguir  alimentando vanos sueños e ilusiones, tornero tras torneo, a cambio del engrosamiento de sus egoístas arcas.

10. Hubiera esperado de su inteligencia el diseño y la construcción de un colectivo social que paulatinamente se empoderara del Club, pero ahora tengo claro que sus intereses, legítimos por demás, bien distantes estaban de ello. Entonces, reiterándole la eterna gratitud que aquí tácita y expresamente le he manifestado, debo reconocerle, además, que usted sabrá deponer armas y soberbias y mezquindades patrimoniales para permitir, sin pleitos ni peritos, que esta tierra que, valga recordarlo, también lo acogió y lo amó, ejerza su legítimo derecho a labrarle al vinotinto y oro la historia que le corresponda, cualquiera que ella sea y nos merezcamos.

Gracias por su atención.

LEÓN J. SILVA OLMOS
C.C. 14.225.384 de Ibagué







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