Vergüenza. Pena ajena. Eso sentimos tras el bochorno del pasado miércoles en el estadio Manuel Murillo Toro, cuando el Deportes Tolima salió literalmente puteado del terreno de juego por aquellos que dicen ser sus hinchas. Los vituperios, de diferente calibre, cayeron como misiles al césped, en búsqueda de los profesionales que -al menos queremos entenderlo así- salen a defender una camiseta a 'muerte'.
La costumbre, por llamarla de alguna manera, era ver las tribunas del 'Coloso de la 37' semivacías, pero no que de estas salieran las peores palabras posibles. Y contrario a lo que se creería en una instancia crucial, el apoyo incondicional jamás llegó, porque para la gran mayoría fue más importante insultar que dar una voz de ánimo.
Ante las constantes agresiones verbales desde la tribuna, hubo un jugador que reaccionó como era lógico. Fue el arquero Jáner Serpa, quien no se aguantó más los madrazos y a la salida buscó a quien lo hartó con sus malos modales. Lo malo de este ruin suceso es que él, quien sí es figura pública y representa a una institución querida por muchos, no podía darse el lujo de devolverle uno que otro insulto: tenía que guardar compostura, a como diera lugar.
A todas luces, el espectáculo dado por el guardameta barranquillero fue cruel. Se le notaba fuera de sus cabales, incontrolable como las bestias. Los Carlos, Castro y Pimiento, quienes también se vistieron de cortos y sufrieron estas ofensas en repetidas oportunidades, salieron en defensa de su pupilo y pusieron fin a este acto morboso.
El hecho marca sin duda un punto de inflexión, sobre el cual es preciso hacer un énfasis para que no se vuelva a repetir. Si bien los hinchas pagan una entrada que les da derechos, uno de ellos jamás será el putear a un jugador. En nuestro criterio, hay formas de exigir buen rendimiento y resultados muy diferentes a esta, que minimiza al ser en toda su extensión.
Cierto es que los que asisten con frecuencia a los juegos del 'Vinotinto' contribuyen en algún porcentaje a pagar los sueldos de los jugadores. Pero que no sea un argumento válido para mentarle la madre cada vez que se quiera a uno de ellos, porque quizá volveremos a apreciar una confrontación verbal como la de hoy, en el que el más perjudicado será el club.
Eso sí, hay que dejar en claro, que una cosa es la ofensa y otra la crítica, válida en el ejercicio deliberativo de los hinchas. Ellos, al igual que la prensa, tienen la posibilidad de conceptualizar sobre el trabajo de un jugador y manifestar su inconformismo, con base en las normas de sana convivencia, por quienes no lo están haciendo bien.
Para los verdaderos hinchas, quienes van a alentar a su escuadra durante los 90 minutos, la invitación es para que colmen las tribunas este domingo (5:30 p.m.) en el duelo liguero frente a Millonarios. Demostremos entre todos que los que amamos al Deportes Tolima somos más y que con RESPETO sabremos exigir cuando se deba y celebrar cuando los jugadores, esos mismos a los que madrearon de forma incesante, nos lo permitan.
#ElDomingoYollenoelMurillo , ¿Y tú?