Editorial: Preocupante realidad



Editorial: Preocupante realidad





Duele y mucho ver el Manuel Murillo Toro semivacío, cuando en realidad merecería estar lleno hasta las banderas. Y es triste, porque desde tiempos lejanos siempre ha sido así, a pesar de los incalculables esfuerzos de la prensa y algunos aficionados, quienes en verdad sienten al Deportes Tolima como suyo. El número de espectadores por partido es paupérrimo y esto se debe a múltiples factores, que a ciencia cierta rayan en lo absurdo.

Desde el mismo club, que debería ser el más interesado con que aumenten estas cifras, se encargan de alejar a los aficionados de las tribunas. El maltrato al seguidor fiel sigue, su opinión no cuenta en la toma de decisiones realmente importantes y las restricciones para su ingreso en cada encuentro continúan, sin la directa intermediación de las directivas para acabar con los vejámenes que se registran fecha tras fecha. 

Y lo que en el seno de la institución no entienden, o les quedó grande hacerlo durante su dilatada gestión, es que no basta con implementar promociones temporales, sino con acercar al amante del fútbol, consentirlo como el protagonista principal del espectáculo y 'venderle' (porque en síntesis esto es un negocio) una jornada llena de emociones y diversión, pero con seguridad y respeto hacia su integridad física y moral.  Ello sin hacer mayor énfasis en las relaciones desiguales entre el club y la prensa deportiva en la capital tolimense.

Quizá para unos la dirigencia ha hecho notables avances en este campo y tiene la voluntad de cambiar las cosas, con iniciativas como la venta de abonos para el inicio de la temporada y la implementación recurrente del 'gancho', entre otras medidas. Pero para nosotros NO es así, porque a ellos, en especial a Gabriel Camargo, sólo les ha importado obtener resultados a corto plazo; y si éstos no se dan mandan todo al 'carajo', lo que genera grandes retrocesos. 

Cabe recordar que, por ejemplo, hubo un desentendimiento absoluto en el tema boletería, cuando de forma errónea fue cedida a la empresa Ticket Shop, esperando que la firma hiciera, además de su trabajo de distribución y venta,  una exhaustiva labor de mercadeo. Desde Bogotá, seguidores de Santa Fe (otro club ligado a la empresa) habían advertido de las consecuencias de esta decisión, pero hicimos caso omiso a las mismas y es ahora cuando salen a la luz los nefastos resultados.

Se suma al desinterés del mismo equipo de garantizar la comodidad de sus hinchas, las ridículas prohibiciones de la Policía  Nacional, que le importa literalmente un sieso si el Tolima se ve perjudicado económicamente con la baja afluencia. Si bien es conocido por todos que el 'Vinotinto y Oro' padeció un capítulo negro el año anterior, con la suspensión de su estadio con dos jornadas a puerta cerrada por el comportamiento impropio de su hinchada en el arranque del año, también hay que alegar que el papel de la Fuerza Pública por evitar estos desmanes fue nulo.

Las autoridades, en un acto soberano de mediocridad operativa junto con la Secretaría de Gobierno local, se han centrado en poner trabas en aspectos que con diálogo podrían ser flexibles, en favor de los simpatizantes, y han descuidado los reales problemas que están espantando a los espectadores del 'Coloso de la 37'. La inseguridad a las afueras del escenario es brutal y el miedo a ser atracado en cualquier esquina se apodera de los seguidores del equipo cada vez que hay jornada futbolera. 

Y por último, pero no menos importante eslabón en esta cadena de responsabilidades conjuntas, está la apatía de afición para con su escuadra. Y es tal vez este el obstáculo más difícil de superar, pues tiene antecedentes históricos, casi irreversibles, que han permanecido intactos durante la última década y con los argumentos anteriormente mencionados parecen tener más fuerza e impacto que nunca. 

Anteriormente decíamos que al menos eran tres mil (como mínimo) los hinchas fieles del Deportes Tolima en cada partido. Sin embargo, esta cifra es muy alta para lo que actualmente se vive, pues este número bajó hasta los mil 411 espectadores con boleta en mano en la Liga Postobón (frente al Pasto) y 406 en la Copa Postobón (ante Fortaleza F.C.). Sólo se 'salva' el año en la Copa Libertadores, cuando se llegó a los seis mil 185 asistentes (frente a Real Garcilaso de Perú), gracias al 'gancho' que hubo para el ingreso de aficionados. 

La imagen de una mala afición en Ibagué es imborrable para la país futbolero y en los medios de comunicación siempre que hablan de un partido en casa del 'Vinotinto' se hace mención a la asistencia, de forma irónica, burlesca, por culpa de los mismos Pijaos.  Los motivos para esta falta de compromiso los conocen todos ustedes, no es necesarios recordarlos nuevamente, pero si es preocupante (y mucho) cuando se estigmatiza de esa forma a los seguidores del balompié en la Capital Musical.

Si esta situación no mejora, seguiremos viendo las graderías sin la alegría y colorido que le dan los hinchas al fútbol profesional. Pero dependerá de todos nosotros, tanto los medios, las directivas, los agentes del orden y sobretodo los seguidores, darle un giro radical a esta dura realidad, que no sólo afecta a las finanzas del equipo, sino a todas aquellas personas que dependen económicamente de él.







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