En el fútbol, pocas veces se conjugan un sinfín de situaciones negativas para perjudicar el rendimiento de un equipo en una instancia definitiva. Pero con el Deportes Tolima, los paradigmas parecen romperse de forma increíble, porque en una sola noche recibió un gol de penal, le expulsaron dos jugadores, otros dos salieron lesionados y su técnico tuvo que abandonar el banquillo, ante la determinación del árbitro de excluirlo, por reclamos airados que fueron apoyados al unísono por la afición.
En cuestión de minutos, y ante la mirada oportunista del rival que supo hacer muy bien su negocio, lo planificado en la semana por el estratega Jorge Luis Bernal se fue al traste de la basura. Sobre la marcha, con los pocos elementos de peso que tuvo en el banco, el entrenador ibaguereño tuvo que replantear el esquema que le dio tanto éxito en cotejos anteriores y salir a buscar algo que se perdió desde antes de terminar la primera parte.
El equipo no pudo reponerse de la pérdida inicial: la lesión de Jhon Hurtado (16'), el único volante neto de contención que hoy por hoy tiene el 'Vinotinto y Oro', ante el pobre nivel exhibido en las últimas jornadas por el antioqueño Gustavo Bolívar. Los de Ibagué sintieron en forma notable su ausencia, porque el filtro que había en el mediocampo desapareció, dando lugar a la esporádica propuesta del visitante.
Bernal, en su forma de ver el rendimiento de su equipo, quiso recomponer el juego de su escuadra con el ingreso de Henry Rojas. Para su desgracia no lo logró, pese a los breves chispazos que tuvo el crédito 'Musical' en el campo rival. Con este panorama, la situación se tornaba más difícil. Hasta que llegó lo inesperado, que tornó la noche en maldita, de esas que si acaso se dan en cada década.
La infracción cometida por Danovis Banquero a los tres minutos del segundo tiempo hizo que las tinieblas se posaran sobre el campo tolimense. En la opción más clara que tuvo el elenco visitante, provocada por el dueño de casa, Flabio Torres pasó factura y cobró por ventanilla la desconcentración de un equipo que en el primer juego en casa de los cuadrangulares le pesó la responsabilidad de hacer respetar su predio.
Después, vino lo conocido por todos: La salida forzosa del otro Hurtado, Julián y el ingreso de Bréyner Bonilla, ya cuando todo estaba dispuesto para que no fuera él sino Wílmer Parra Cadena. A su vez, las insólitas expulsiones de Yair Arrechea (74') y Antony Silva (75'); ambos por acumulación de doble cartón amarillo, sumadas a la exclusión de Bernal y la improvisación del capitán Gerardo Vallejo como golero en la cancha; así como alguna vez lo hiciera Ricardo Ciciliano, por allá en el 2003.
A partir de entonces, el juego literalmente se 'descuadernó' para los de casa, y el esquema de 4-2-3-1 que intentó plantear desde el inicio el 'Cacique' tan sólo fue una anécdota. El habilidoso Yimmi Chará poco pudo hacer por el compromiso y se perdió en el frente de ataque consumido por la desesperación de su escuadra, que lució impotente en su propia casa y distó de ser aquel equipo que con solvencia ofensiva sacaba avante las dificultades.
Quizá, el pecado más grande que cometió el elenco de la 'Tierra Firme' fue no aprovechar a tiempo las innumerables oportunidades de gol que tuvo en la etapa inicial.
Aunque en ello, hay que reconocer que los delanteros 'Pijaos' encontraron a un verdugo que se encargó de 'decapitar' cada una de las posibilidades que tuvieron Robin Ramírez, Christian Marrugo y Andrés 'Riflecito' Andrade. José Fernando Cuadrado, el exarquero de Millonarios y Deportivo Cali, encarnó el papel de 'salvador' en una escuadra que pudo irse goleada del 'Coloso de la 37', de no ser por su excelente actuación.
Al final, el Deportes Tolima fue una víctima más de la mala suerte que de sus propios errores. Sin duda, otra hubiera sido la historia si el transcurso del juego, al menos tuviera su onceno completo. En Arrechea y Silva tal vez faltó cabeza fría y mesura, para no perjudicar a su equipo de cara al próximo encuentro. Esta situación, a nuestro juicio, no podría llamarse como una irresponsabilidad, sino consecuencia directa de un conjunto de acciones desafortunadas, en las que Lamouroux fue sencillamente implacable.
P.D.: Sólo Antony Silva y el juez Wilson Lamouroux saben realmente qué fue lo que pasó entre ellos en el campo de juego. Pero con base en los antecedentes del arquero 'Guaraní' y en sus posteriores explicaciones, preferimos hacer un acto de fe y creerle al 'paragua', ante el silencio de la contraparte y la inocencia que nos caracteriza.