Qué tortura poder ingresar a los partidos del Deportes Tolima en el Murillo Toro. Gracias a la incompetencia de la Policía Nacional en Ibagué, que parece hasta el momento no aprender la lección de cómo organizar un operativo de seguridad decente, los aficionados del 'Vinotinto y Oro' padecen en cada jornada un verdadero 'viacrucis' al momento hacer su entrada a las tribunas del 'Coloso de la 37'.
Acuñando un término muy religioso, los hinchas son obligados a vivir un frecuente 'calvario', jornada tras jornada para poder ver al equipo de sus amores. Después de décadas de fútbol profesional en la 'Ciudad Musical', la fuerza policial no ha descubierto la forma de garantizar la integridad de los asistentes al espectáculo sin vulnerar su bienestar, en lo que se refiere a las facilidades que se deben brindar en el acceso al escenario.
El domingo, en la antesala del clásico regional, los famosos 'anillos' dispuestos en los alrededores del escenario se convirtieron en el peor de los obstáculos para disfrutar con comodidad del encuentro. Los 13 mil espectadores que al final se dieron cita en el Murillo tuvieron que ser nuevamente víctimas de la lentitud y la parsimonia que caracteriza a la Policía, que al igual que en el juego contra Santa Fe del 5 de febrero, retrasó en forma considerable la afluencia de personas.
Bajo el inclemente sol que reinaba en la capital tolimense, y producto del desespero que generaron las demoras en la entrada las tribunas, más de 150 personas en las afueras de la tribuna oriental decidieron echar abajo las barricadas ante la mirada impotente de los uniformados, quienes por segunda vez en este año quedaron en ridículo con su retrógrado esquema logístico.
Las largas filas para cruzar esta barrera por parte de los demás hinchas que asistieron a esta localidad fueron burladas por la impaciencia, entendible en cierto punto, de algunos pocos, quienes acosados por la proximidad del 'pitazo inicial' actuaron por la fuerza, ante la negligencia de los 'verdes'.
Lo preocupante de la situación es que en esas filas habían menores de edad, muchos de ellos pertenecientes a la primera infancia, que pudieron haber sufrido serias lesiones, tras la embestida presenciada. Mientras esto pasaba, algunos de los encargados de custodiar el ya inexistente cerco intentaron controlar lo incontrolable: el caos en cada una de las puertas habilitadas para la tribuna de sol, con empujones y pisotones a la 'orden del día'.
Todo ello sin profundizar en las incómodas requisas y restricciones que se hacen dentro del centro deportivo, que vulneran el derecho a la intimidad del ser humano e incitan a la violencia; tanto física como verbal, entre el aficionado y el agente del orden.
Las preguntas que hay que hacerle por enésima vez a la Policía Nacional, que en cada fecha hace su habitual pero irreal 'Plan de Mando Unificado' con el fin de demostrar su compromiso con el éxito del espectáculo son: ¿Hasta cuándo implementarán medidas que NO funcionan en nuestra ciudad? Qué más tienen que soportar los hinchas para poder asistir con comodidad al estadio? ...
Sí esta situación irrisible sigue aconteciendo para cada partido tendremos que conformarnos con ver nuevamente las tribunas vacías, así nuestra 'Tribu' marche en lo más alto del tablero de posiciones. La responsabilidad de los bochornosos hechos recae en forma contundente sobre el comandante destinado para ser la cabeza visible de estos operativos, que distan en forma radical de ser plena garantía para la paz y la convivencia.