Opinión: ¡Vergüenza!

Por: Mario Alejandro Rodríguez
@rinconvinotinto

Por más fuerte que parezca, la palabra que mejor describe los actos presenciados ayer en el Manuel Murillo Toro es la de vergüenza. Todo el país fue testigo mudo de los actos vándalicos que se llevaron a cabo en el 'Coloso de la 37', con la directa responsabilidad de la Policía Nacional, la hinchada de Santa Fe que incitó a la provocación y los miembros de la Revolución Vinotinto Sur, que respondieron a ella como seres irracionales.

La fuerza policial, que en el transcurso a la semana prometió garantías de seguridad plenas para el normal desarrollo del cotejo entre Deportes Tolima y Santa Fe, hizo un planeamiento mediocre del operativo logístico. El ingreso al escenario fue lento, torpedeado por la incapacidad de los uniformados, quienes impusieron tres anillos de seguridad que retuvieron a los hinchas en un estado de desespero.

Como en otras ocasiones en las que se ha requerido de una excelente organización en los accesos al coliseo deportivo, quedó demostrado que a la Policía de Ibagué no le interesa en lo más mínimo la comodidad y  la facilidad de los asistentes. A ellos, los que deben ejercer un control total sobre el espectáculo, les quedó grande (en forma literal) cumplir con su trabajo. 

Fue ese el inicio de una tarde-noche en que las cosas no saldrían para nada bien. Vino luego el acto de provocación, permitido a todas luces por la fuerza pública, en el que un integrante de la afición visitante fue el protagonista. En un descuido sorprendente, el sujeto intentó robar un estandarte ubicado en la valla de la tribuna oriental, a lo cual integrantes de la Revolución Vinotinto Sur respondieron de manera bochornosa. 

El querer defender su 'trapo' los llevó a saltar las rejas que separan a las tribunas del campo e ingresar con libertad absoluta, incluso por una puerta que NO debió estar sin seguridad, al césped. Más de 100 hinchas del Tolima (si en verdad se deben llamar así) se pasearon a placer por el terreno antes de que la Policía reprimiera los desórdenes. 

Tan grave fue la invasión, y permisiva la reacción de los agentes del orden, que algunos de ellos se vieron frente a frente con los demás hinchas de Santa Fe; en nueva provocación entre ambos grupos que fue dispersada, en forma tardía, por los auxiliares bachilleres. Lo que es imperdonable, es la ausencia del Escuadrón Antidisturbios para un partido de esta categoría.

Después de lo sucedido, en que el trabajo de la Policía quedó en duda, es necesario plantear la validez de los modos de defensa ante una agresión que expuso ayer la Revolución. Hasta qué punto es razonable actuar de la forma como lo hicieron en respuesta a una evidente provocación. En qué medida es lógico arriesgar hasta la vida por la custodia de una tela, que si bien es la representación del sentimiento que se tiene al equipo, no deja de ser un simple elemento material, que JAMÁS podrá ser comparado con el valor de la existencia. 

¿Qué tan real es el amor que dicen sentir aquellos que estuvieron presentes en estos hechos, cuando se pone en serio riesgo la participación de su divisa en el rentado nacional y, de paso, la integridad física de jugadores, cuerpo técnico y demás aficionados? ¿Acaso estos individuos no son conscientes de las consecuencias que puede traer para la institución los hechos acontecidos ayer?

A nuestro juicio, que estamos en todo el derecho de hacer, es IRRESPONSABLE y desmedido ejercer ese tipo de 'legitimidad'. Ellos NUNCA tendrán el privilegio de tomar la justicia por su propia mano y hacer quedar en ridículo al resto de la ciudad con su actitud violenta y agresiva. Tratamos de entender en alguna forma la insinuación que les fue hecha, pero al final los argumentos no nos dan para poner por encima del bienestar del Club Deportes Tolima, una conducta que en otros países ha costado la vida de miles de personas. 

No es la primera vez que somos víctimas de comportamientos delictivos. Hace sólo dos meses, el Murillo fue escenario de una 'batalla' campal, en la que también se vieron involucrados miembros de la Revolución Vinotinto Sur, junto con integrantes de las barras bravas del América de Cali. Por ello, estos lamentables sucesos no pueden ser calificados como aislados, sino que son parte de una cadena que ya ha tenido viejos capítulos, que hemos criticado pero que no habían adquirido tal grado de gravedad como el que vivimos ayer. 

Así como la Revolución Vinotinto Sur deberá presentar disculpas por lo que pasó, el comandante de la Policía Metropolitana, Fernando Murillo, tendrá que explicar la falla del sistema que anunciaba la presencia de casi 500 hombres para proteger a cada uno de los espectadores y las medidas arbitrarias que se tomaron para evitar cualquier inconveniente.

De nuestra parte reprochamos, como lo hemos hecho siempre, los comportamientos que pusieron en peligro a la comunidad futbolera en la 'Ciudad Musical'. Y lo hacemos, porque para nosotros es más importante la defensa de la vida y de la integridad de los verdaderos hinchas que la connotación meramente simbólica de un artículo que se deteriora con el paso del tiempo. 

Nos han llamado oportunistas por difundir las actividades que la R.V.S. realiza dentro y fuera del Murillo Toro, cuando en más de una oportunidad nuestro objetivo fue ponderar las iniciativas que estuvieron encaminadas a la masificación de hinchada y la lucha por unos mismos ideales. Nos han señalado de ser un medio parcializado por divulgar a través de este espacio los incidentes negativos en los que se ve envuelta, como la agrupación de hinchas más importante que sigue al cuadro 'Pijao'. Sólo está en su libre entender considerar si tienen asidero estas acusaciones y si desea seguir acompañándonos en esta labor que emprendemos desde hace cuatro años.

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