Por: Mario Alejandro Rodríguez
La sapiencia y la serenidad acompañaron a Hernán Torres al final para salir con dignidad del club al que tantas alegrías le dio en los últimos cuatro años. Aunque el paso al costado debió darlo mucho antes, Torres conservó su postura, la hizo valer ante el pobre manejo administrativo de Gabriel Camargo y al no obtener respuesta positiva frente a sus exigencias, decidió renunciar; una decisión que le viene bien a su carrera y que la institución pidió a gritos en los últimos meses.
El hombre que le dio un subtítulo al ‘Vinotinto y Oro’ en 2010, siete clasificaciones a la fase semifinales, seis de ellas consecutivas y dos participaciones internacionales, y que además lo puso como el último opcionado a perder la categoría mereció, sin duda, salir por la puerta grande y no traicionado en el campo de juego (y fuera de él) por su grupo de jugadores.
Si bien el estratega tolimense no tomó los mejores caminos para recomponer la desastrosa campaña realizada en el segundo semestre de este año y pecó por terquedad con la inclusión de elementos que no tenían capacidades para representar los colores del equipo, también es cierto que en al plantel le faltó AMOR PROPIO. Sí, AMOR por la profesión que realizan y por el club que sagradamente les dio de comer y los mantuvo AL DÍA en sus salarios.
El juego ante América del domingo anterior fue muestra indiscutible de que algunos integrantes del grupo NO le quisieron cumplir a Torres con el triunfo y que los que salieron a los micrófonos a pedir de los aficionados el acompañamiento masivo en las tribunas, MINTIERON, porque no fueron capaces de salir a buscar la clasificación con todo a su favor y hacer respetar la casa, ante un rival que desde hace días tiene su mira puesta en otra parte, la promoción.
El desgaste, normal en las relaciones interpersonales y del trabajo después de tantos años, llevó a su propósito con el grupo. Ninguna de las orientaciones dadas por el entrenador en ese juego (sólo por citar un ejemplo contundente y cercano) fue cumplida a cabalidad; incluso en la previa, cuando intentaron pasar por encima de su AUTONOMÍA, algo que lo sacó completamente de casillas.
Del adiestrador saliente admiramos que en el momento más crítico, para el segundo semestre del 2008, tuvo la fortaleza mental para solicitar al máximo accionista una verdadera limpieza, poner en consideración algunos de los refuerzos y reinventarse en sus conceptos tácticos; todo con el fin de pasar del sótano a la cima, recuperar la confianza de los hinchas y mantenerse como uno de los entrenadores más regulares del rentado nacional.
Sin embargo, de nada servirá la declinación de Torres si de la nómina de profesionales no se van aquellos que ya cumplieron su ciclo, y también los que no llegaron a las expectativas con las que fueron traídos como ‘refuerzos’.
Este proceso de purga, que es IMPERIOSO hacerse y que ojalá fuera por iniciativa de los mismos jugadores, NO puede tener preferencias con quienes poco aportan actualmente a la construcción de una identidad de juego y no tienen RESPETO hacia la institución por fuera de la cancha, con sus actos, como personas PÚBLICAS que son.
Debe ser clave en esta fase, la calma y la cabeza fría para clarificar el horizonte. Con esta afirmación reprochamos de paso, la actitud impulsiva de Camargo, quien sin parámetros serios está tomando decisiones EN CALIENTE, yendo en contra de la racionalidad con la que tiene que contar la cabeza visible de la organización.
Ahora bien, para dicha selección no podemos confundir las cualidades técnicas de un jugador que marque diferencia notable en la escuadra, con sólo sudar la camiseta y correr los 90 minutos, algo que cualquier PROFESIONAL puede hacer. Pero por sobre todas las cosas NO pretendamos confundir el liderazgo positivo de un verdadero capo, con la injerencia directa en las determinaciones del orientador, quien debe ser el ÚNICO responsable del manejo y escogencia de los miembros de la nómina inicialista y de su estructura en la cancha.
Al profe Hernán Torres Oliveros y a su grupo de colaboradores le agradecemos eternamente por la labor realizada en el conjunto ‘Musical’ en este periodo y le deseamos de todo corazón los mayores éxitos en lo que viene de su carrera como director técnico.
Torres tuvo la culpa conservo un proceso,cuando la mayoria de jugadores ya no pertenecian a esa evolucion, se habla de continuidad la cual nunca hubo ya que se habia cambiado casi medio equipo, pilares importantes del anterior proceso ya no estaban se debio cambiar el esquema.
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