Por: Mario Alejandro Rodríguez ([email protected])
Hace un año la hinchada del Deportes Tolima veía como las palabras del máximo accionista y presidente del Club, Gabriel Camargo, hacían pensar nuevamente en la no salida para la temporada 2009 por falta de recursos monetarios.
En respuesta a ello, la organización de marchas, firmas y de plantones buscó desesperadamente el respaldo en la comunidad sobre la importancia de que la institución local siguiera representando a la región en el rentado profesional. Hoy, el panorama parece ser distinto; no obstante las dificultades económicas por las que atraviesa el equipo de Ibagué.
Las promesas de colaboración por parte de los entes gubernamentales locales mediante convenios de porcentaje sobre las ventas de Aguardiente y compra de boletería, sumados a algunas propuestas de patrocinio para este año (que pueden tener un desenlace positivo) hacen pensar que Tolima no tendrá que pasar por las vergonzosas acciones limosneras a las que tuvo que llegar en la temporada anterior.
Lamentablemente, fue necesario llegar al punto más bajo para que nos diéramos cuenta -en especial la dirigencia- de que no podemos quedarnos dormidos ante la adversidad.
La creciente fama que tiene el ex senador de pastorcito mentiroso no es gratis; en ocasiones anteriores había amenazado con no sacar al equipo a competición. Por lo menos en lo que va de este 2010 de parte de Camargo no se ha oído nada al respecto, por fortuna.
Aunque en 2009 muchos de los hinchas que fueron partícipes en las múltiples jornadas de apoyo al club tolimense no respondieron con su mínima cuota de cooperación, la asistencia masiva a los encuentros de local, se espera que en este año la historia cambie radicalmente.
Para nadie es un secreto que este ha sido uno de los males que desde siempre ha afectado al espectáculo y también que los aficionados son los que hacen grande o chica a una escuadra.
Por tal motivo, esta pequeña petición se convierte en una obligación por cumplir sin excusas de ningún tipo, si se quiere un cambiar la mala imagen que con méritos se ha ganado los seguidores del conjunto Pijao.
En lo que concierne a la nómina de jugadores no ha tenido cambios considerables a pesar de la crisis. Se ha mantenido una base de profesionales consolidada que ha permitido que se lleven aceptables campañas bajo la dirección técnica de Hernán Torres, con puntos altos en la competencia, pero también dolorosas frustraciones como la pérdida del cupo a la Copa Libertadores.
Sin duda, el balompié en el Departamento mueve e influye en todos los campos de una sociedad. Como ejemplos encontramos el ámbito económico porque de él muchas familias ligadas directa o indirectamente con este deporte se ganan el sustento diario; el político, donde los gobernantes buscan llegar a través del fútbol a los gobernados y el social, representado en sentido de Identidad que genera esta actividad hacia un territorio en especial.
Hemos observado los efectos devastadores en una plaza cuando el equipo que la representa pierde la categoría. El comercio disminuye y por ende desaparece la figuración en el mapa deportivo nacional.
A pocos días del arranque del torneo las ilusiones tanto de directivos, jugadores, periodistas e hinchas están centradas en que el Vinotinto y Oro desempeñe un buen papel en el certamen y que su situación financiera mejore ostensiblemente.
Hace un año la hinchada del Deportes Tolima veía como las palabras del máximo accionista y presidente del Club, Gabriel Camargo, hacían pensar nuevamente en la no salida para la temporada 2009 por falta de recursos monetarios.
En respuesta a ello, la organización de marchas, firmas y de plantones buscó desesperadamente el respaldo en la comunidad sobre la importancia de que la institución local siguiera representando a la región en el rentado profesional. Hoy, el panorama parece ser distinto; no obstante las dificultades económicas por las que atraviesa el equipo de Ibagué.
Las promesas de colaboración por parte de los entes gubernamentales locales mediante convenios de porcentaje sobre las ventas de Aguardiente y compra de boletería, sumados a algunas propuestas de patrocinio para este año (que pueden tener un desenlace positivo) hacen pensar que Tolima no tendrá que pasar por las vergonzosas acciones limosneras a las que tuvo que llegar en la temporada anterior.
Lamentablemente, fue necesario llegar al punto más bajo para que nos diéramos cuenta -en especial la dirigencia- de que no podemos quedarnos dormidos ante la adversidad.
La creciente fama que tiene el ex senador de pastorcito mentiroso no es gratis; en ocasiones anteriores había amenazado con no sacar al equipo a competición. Por lo menos en lo que va de este 2010 de parte de Camargo no se ha oído nada al respecto, por fortuna.
Aunque en 2009 muchos de los hinchas que fueron partícipes en las múltiples jornadas de apoyo al club tolimense no respondieron con su mínima cuota de cooperación, la asistencia masiva a los encuentros de local, se espera que en este año la historia cambie radicalmente.
Para nadie es un secreto que este ha sido uno de los males que desde siempre ha afectado al espectáculo y también que los aficionados son los que hacen grande o chica a una escuadra.
Por tal motivo, esta pequeña petición se convierte en una obligación por cumplir sin excusas de ningún tipo, si se quiere un cambiar la mala imagen que con méritos se ha ganado los seguidores del conjunto Pijao.
En lo que concierne a la nómina de jugadores no ha tenido cambios considerables a pesar de la crisis. Se ha mantenido una base de profesionales consolidada que ha permitido que se lleven aceptables campañas bajo la dirección técnica de Hernán Torres, con puntos altos en la competencia, pero también dolorosas frustraciones como la pérdida del cupo a la Copa Libertadores.
Sin duda, el balompié en el Departamento mueve e influye en todos los campos de una sociedad. Como ejemplos encontramos el ámbito económico porque de él muchas familias ligadas directa o indirectamente con este deporte se ganan el sustento diario; el político, donde los gobernantes buscan llegar a través del fútbol a los gobernados y el social, representado en sentido de Identidad que genera esta actividad hacia un territorio en especial.
Hemos observado los efectos devastadores en una plaza cuando el equipo que la representa pierde la categoría. El comercio disminuye y por ende desaparece la figuración en el mapa deportivo nacional.
A pocos días del arranque del torneo las ilusiones tanto de directivos, jugadores, periodistas e hinchas están centradas en que el Vinotinto y Oro desempeñe un buen papel en el certamen y que su situación financiera mejore ostensiblemente.