Las tribunas que adornadas en un 90 por ciento de los colores vinotinto y oro vibraron al júbilo de dos anotaciones ricas de gran factura, resistieron los 90 minutos con mas vértigo y adrenalina en lo que va del Copa Mustang 1 en el coloso de la 37. Para llegar al éxtasis del triunfo, además del gas lacrimógeno que paró dos veces el encuentro, el local tuvo que sufrir 45 minutos del dominio y el manejo en todos los sectores del campo de un Nacional que vino a buscar la victoria a toda costa. El equipo antioqueño salió a proponer fútbol de toque en la cancha, a ser el completo dueño del esférico y por ende de la acciones de gol. En los pies de Aldo Leo Ramírez estuvo el control de los dirigidos por el profesor Luis Fernando Suárez, que fueron netamente superiores que su rival.
Tolima, sin marca en la mitad del terreno por la ausencia de un hombre de quite que acompañara a J.C. Ramírez en marca y con el regular e improductivo trabajo en creación de los volantes Marangoni y Donald Millán no encontró el juego en conjunto que lo había caracterizado en el pasado, ni aprovechó como es su costumbre la velocidad de sus delanteros, Perlaza y Arizala. El vinotinto y oro lució confundido, errado, falto de iniciativa y por momentos desesperado e inofensivo con las escasas alternativas de ataque que difícilmente produjo en campo rival. A pesar del notable poderío del cuadro paisa sobre el tolimense, las opciones claras de gol no aparecieron, salvo la única que permitió al minuto 35 de la primera parte la apertura en la pizarra por parte de la visita. Una gran jugada de Aldo Ramírez ante la mirada pasiva de la zaga pijao fue la antesala para la definición cruzada del goleador gaucho Galván Rey, que con potente remate puso a festejar a los pocos aficionados del verde en Ibagué con la primera celebración de la temporada. Para destacar la labor de elementos como Aldo y José Amaya que parcialmente controlaban la zona media del campo.
No obstante, la palabra final no estaba dicha y la historia para la segunda parte fue totalmente distinta. Nacional, con la ventaja en el marcador decidió refugiarse en los dos últimos cuartos del terreno, mientras el elenco musical exitosamente buscó con el ingreso de Wilder Medina por Millán mayor profundidad y presencia en delantera. El goleador antioqueño le inyectó un plus de dinámica y lucha a la parte superior del dueño de casa. Y fue mediante la reiteración de faltas dentro y fuera del área, en su mayoría omitidas de manera infame por el central Mauricio Sánchez del colegio de jueces de Bogotá, la vía que encontró el D.T. para poner la paridad.
Al minuto 20 de la complementaria, y teniendo como referencia la presión de todo el estadio que juzgaba su mal desempeño en la cancha, Rodrigo Marangoni le puso el pecho a las críticas con un soberbio golazo de tiro libre, que venció sin contemplaciones al portero Eduardo Blandón, que impotente tuvo que sacar el bala redonda del fondo de la red. La actitud, el amor propio, la convicción de revertir el tanteador en contra y por supuesto los güevos, fueron las características principales de este grupo de trabajo que radicalmente se montó en el partido. La escuadra foránea, nerviosa en su sistema defensivo vio como la avalancha pijao destruía su fortaleza posterior y cada vez el peligro era más favorable para el segundo tanto de los pupilos de Hernán Torres.
Como se venia venir después del tanto de “Marangol”, en los pies de Medina llegó el 2 a 1 definitivo que sepultó al club paisa en lo mas profundo del tablero de posiciones. Una perfecta triangulación fuera del área chica, que contó con la participación de Perlaza, Vallejo, Marrugo y compañía le permitió al joven delantero con una gran jugada individual de 21 incluida ingresar al área, rematar al arco y vencer con la ayuda del defensa Walter Moreno al guardameta nacionalista, sobre el minuto 35. De resto, sólo fue manejo, orden y concentración en la zaga para conseguir el segundo triunfo de la temporada y continuar con la paternidad histórica sobre los antioqueños en el Coloso de la 37.
EN EL TINTERO…
- Patético, el arbitraje del juez central Mauricio Sánchez, crédito de Bogotá. Dos penas máximas omitidas, una Perlaza y otra a Medina, además de las amonestaciones a las que fueron objeto supuestamente por simulación en el área y las múltiples y claras faltas a favor del ocal no sancionadas fueron la pésima carta de presentación de este regular pito en la ciudad de Ibagué. Compromisos de esta índole, merecen hombres de experiencia para el normal desarrollo de un cotejo. Este tipo de centrales deja mucho que desear de la Comisión Arbitral, encargada de designar a los jueces de cada uno de los partidos.
- El gran acompañamiento de la afición que colmó las tribunas del Murillo Toro. Más de 15 mil personas disfrutaron de un encuentro emotivo, lleno de sufrimiento pero también de alegría para la afición. Sin parar y a todo pulmón alentaron a su equipo del alma y celebraron las dos joyas con las que el Deportes Tolima revirtió el marcador en contra.
- El mal comportamiento de los hinchas del Atlético nacional en la ciudad de Ibagué. Fueron protagonistas de enfrentamientos entre sus propios hinchas afuera y dentro del máximo escenario de los tolimenses, produciendo la suspensión del partido en dos oportunidades por el gas lacrimógeno presente en el escenario. Estos actos de violencia son el fiel reflejo de la crisis administrativa, deportivo y barrista que viven desde finales del año pasado todos los que pertenecen a esta familia. ¡Mi sentido pésame por ese último lugar!