POR: MARIO ALEJANDRO RODRÍGUEZ ([email protected])
En un electrizante compromiso Deportes Tolima ratificó nuevamente su poderío de local y con marcador de dos goles a uno venció al Atlético Nacional en el marco de la cuarta fecha de los cuadrangulares semifinales del fútbol colombiano. El cuadro pijao, que en la tarde de ayer puso corazón y actitud más que técnica al compromiso, sumó siete puntos en el tablero de posiciones y de paso eliminó al “verde” antioqueño, que con tres puntos está totalmente descartado para disputar el tiquete a la gran final del rentado nacional.
Vértigo, adrenalina, testosterona, güevos, fueron los ingredientes principales de este verdadero banquete futbolero que en el césped del Murillo Toro y ante la presencia de más de 20 mil espectadores brindaron estos dos equipos para deguste de la retina del amante del fútbol. Nacional, que contó con un fútbol netamente ofensivo desde el pitazo inicial, presionó desde las primeras de cambio a su rival, creando situaciones de riesgo con la habilidad de hombres como Giovanni Moreno y Marlon Piedrahita que de media distancia comenzaron a afinar la puntería. Mientras tanto, Tolima con la velocidad de sus delanteros Perlaza y Mejía, su efectiva arma en el frente de ataque, trató siempre de buscar faltas cerca del área verdolaga, para aprovechar mediante el tiro libre la buena pegada de los jugadores Marangoni y Bustos y con su táctica fija en el juego aéreo abrir la pizarra.
Y como estaba pronosticado con base en la efectividad de partidos anteriores así fue. Al minuto 8 de la inicial, cuando las condiciones en la cancha las ponía la visita llegó el primero de la tarde para el vinotinto. Darío Bustos, fue esta vez el encargado de ponerse frente al esférico y con excelente remate “quemó” las manos del portero Eduardo Blandón que no pudo contener eficazmente el impacto dejando un rebote que le quedó servido al goleador de la zaga , Jair Arrechea para estaba en el lugar indicado que solamente tenga que tocarla con su cabeza y enviarla al fondo de la red. La media distancia se convirtió en un factor determinante del juego, donde salieron a relucir los reflejos de los dos arqueros.
Sin embargo, a pesar del golpe tempranero del dueño de casa, Nacional no bajó su ritmo y siguió penetrando con relativa facilidad las líneas defensivas del elenco musical. El sector izquierdo del verde fue fundamental en su producción ofensiva. El desborde por ese costado del lateral estiven Vélez impidió que el capitán vinotinto, Gerardo Vallejo, pasara rápidamente a predios visitantes. y fue de los pies de este cuestionado lateral que al minuto 19 nació la jugada de la paridad verde. Una desconcentración de la zaga pijao, le permitió a Vélez sacar un centro al área chica, Arrechea resbala y en el segundo palo le quedó el balón a Giovanni Moreno que remató al arco suavemente y venció a “Brecas” que nada pudo hacer para el 1-1 parcial. El dominio de las acciones a partir de ese momento fue verdolaga y solo promediando los últimos diez minutos del final de la primera parte llegó la reacción local.
Para la complementaria, las cosas no variaron en absoluto. La intención era de Nacional, que se la jugó en ataque dejando grandes espacios en la mitad del terreno, aprovechados mediante el contragolpe por su rival. Galván y el mismo Moreno desperdiciaron las posibilidades mas claras que tuvo la visita en la segunda mitad, ante la resistencia impuesta por Bréiner Castillo. El técnico pijao, Hernán Torres, consciente de los grandes huecos dejados por el cuadro paisa, puso toda “la carne en el asador” y con tres hombres en parte ofensiva (Perlaza, Rivas y Arizala) y jugó a espaldas del cuatro posterior lo que le produjo magníficos frutos.
Con puro corazón, con la casta de los varones y con el apoyo incesante de la tribuna que se volcó a alentar a su equipo en pro de la victoria, Tolima se liberó del yugo al que lo tenía por momentos sometido su rival y al minuto 37 tras un excelente pase de Cristian Marrugo, que rompió la línea defensiva del verde, el letal Franco Arizala elude y deja en el camino a Blandón, y cómodamente ante la poca presencia de defensores define para decretar el 2 a 1 y generar la locura colectiva en la afición presente en el Murillo Toro. Los últimos minutos se caracterizaron por la solidez defensiva en que se tuvo para conjurar cualquier peligro, y jugando con el desespero del adversario, el anfitrión manejó los tiempos y mató las aspiraciones del empate nacionalista.
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